domingo, 15 de junio de 2008

La cooperación internacional en las comunidades

de Centroamérica:

sociedad civil, democracia y gobernabilidad

Nota introductiva

El proyecto que voy presentando es fruto de la reelaboración de mi primaria hipótesis de investigación sobre el comercio justo y solidario, cambiada a través de la supervisión de mi tutora, de las discusiones tenidas en las clases y de la bibliografía consultada personalmente.

En esta versión “dos” del proyecto, me enfoco en los efectos tangibles de la actuación de la ayuda internacional en los campos sociales y civiles, analizando su utilización por parte del Estado en determinados contextos sociales, económicos y geográficos.

El estudio de caso escogido, me permitió aterrizar mis preguntas de investigación sobre una cuestión concreta – los efectos del programa “Políticas Interculturales para la Inclusión y la Generación de Oportunidades” (agregado como anexo I) - en Costa Rica, para formular una hipótesis y preparar una metodología más eficaces y precisas.

Planteamiento del problema

La creciente disparidad en la distribución de la riqueza entre las naciones y al interno de éstas entre la población, pone cada vez más en entre dicho el correcto funcionamiento del sistema económico internacional.

La aplicación de políticas neoliberales que controlan y explotan los recursos económicos de los países y en particular de los subdesarrollados han llevado a un importante numero de subpobladores a la pobreza extrema. Son los países con una industria escasa y productores especialmente de materias primas los que sufren las consecuencias que traen consigo la inserción de las economías débiles a la economía global, donde prevalecen los intereses de los países ricos y poderosos. De hecho, las relaciones de mercado, como las relaciones entre estados, se conforman en parámetros de fuerza – poder económico y potencia bélica – profundamente antidemocráticos.

Para los críticos del sistema capitalista, los efectos de las políticas neoliberales se observan en la desarticulación del tejido social debido a la atomización generada por la pobreza y la incertidumbre, y a la exclusión de sectores crecientes de la población en un proyecto nacional de gran alcance. Además, consideran la falta de sistemas reguladores de la economía y amortiguadores sociales que conlleva a cuestionar el papel del Estado, su legitimidad y su capacidad democrática.

La Democracia parece perder su dimensión ideal en favor de una dimensión practica que se expresa en la gobernabilidad, los programas políticos asumen una visión de corto plazo en favor de los intereses contingentes y más estructurados. Los derechos, conquistados por la población, van hacia una mercantilización en nombre de la eficiencia y de la reducción del gasto social.

“Un fantasma recorre los sistemas políticos de América Latina y del mundo, el de la crisis de la democracia representativa”[1].

Como expresión de la voluntad de la mayoría, un gobierno democrático debería llevar a una ampliación de los derechos y del bienestar para todos los ciudadanos y defender del peligro del privilegio para pocos. Desde esta contradicción entre aspiraciones y resultados, nace la critica a un concepto que ha caído en una indefinición patente, y también su posición como “principio motor de las propias sociedades”[2] pierde el sentido frente a una democracia que se aprecia más como un “instrumento” social, para asegurar la confluencia y síntesis de fuerzas en función de la búsqueda de alternativas sociales a la crisis.

La transformación del sistema político se mueve hacia un escenario donde los intereses comunes desvanecen en favor de una compra-venta de favores, clientelismo en cada nivel y compromisos con intereses facciosos y antipopulares, mientras los gobiernos nacionales están de la mano de una casta que pocos contactos tiene con la población del país.

En el esquema de democracia funcional, el apogeo de la libertad es poner una equis sobre la boleta electoral, acta con la cual, el ciudadano cumple su proceso de representación y agota su demanda social.; en contra de esta visión, se subraya la necesidad de incluir en el ideal político democrático algunos valores éticos como la justicia, la solidaridad, el respecto de las minorías y de la dignidad humana[3].

Por otro lado, empieza a prevalecer la idea de que el peor peligro para la democracia misma es su ampliación, un exceso de demanda social significaría un déficit en la Gobernabilidad – por lo que la conducción debe estar en manos de los grupos entrenados en el Poder, una tecnocracia completamente desideológizada y lista para captar la máxima ganancia a corto plazo.

En este contexto, los gobiernos de los Países del Primer Mundo promueven políticas de “ayuda” hacia los Países del Tercero, no obstante, como veremos a lo largo de este investigación, los resultados obtenidos hasta ahora sean escasos.

Los programas de ayuda se revelan como alcance inmediato de una mejor condición de vida para la población y ofrecen un manejo rápido por parte de unos encargados temporales de situaciones de riesgo. En algunos casos, el dinero es usado para contener situaciones de peligro por falta de seguridad y prevenir amenazas al sistema existente. Como he dicho antes, las medidas son coyunturales y al aumentar el conflicto, gobernabilidad y represión ya no tienen respuestas.

La pobreza aumenta, la democracia se agota. Necesitamos un cambio de sistema, ¿por dónde vendrá?

Justificación

En el continente Latinoamericano, la lucha por la democracia ha sido estrictamente ligada a la lucha para la justicia social. Los estados que surgieron después de las independencias se encontraron con una “herencia” colonial que se perpetraba en el modelo económico-social caracterizado por un bajísimo nivel de desarrollo de las fuerzas productivas y por relaciones sociales de producción basadas en la servidumbre.

A lo largo de tres siglos, los países latinoamericanos vinieron perdiendo su plena independencia económica por la acción de un poder oligárquico aliado con el capital extranjero, de tal manera que la lucha para la democracia en este continente se ligó a las reivindicaciones de autonomía nacional, aunque no logrando totalmente ninguno de los dos, hecho que constituyó un handicap para el desarrollo posterior de la sociedad.

Con las dictaduras en América Latina, el modelo económico “iba a permanecer intacto y hasta acentuar algunos de sus rasgos más negativos “[4] y aún cuando las dictaduras se acabaron, los movimientos populares no lograron ampliar sus derechos hacia el Estado neoliberal para el cumplimiento total del proceso democrático.

¿Puede sobrevivir la Democracia en un Estado que lleva al extremo las consecuencias de las políticas neoliberales?

El avance de la democracia hizo que una serie de condiciones sociales se transformaran en derechos (salud, educación...) gracias a su desmercantilización, por lo tanto, un indicador del desarrollo social y democrático consiste en ver cuántas de estas cosas ahora son mercancías y cuántas derechos.

¿Qué relación existe entre el bienestar de la población, la gobernabilidad de un estado y la ampliación de la participación democrática?

Frente a la crisis de la democracia liberal, las propuestas que quedan en una continuidad del sistema capitalista, hacen referencia a la responsabilidad de un nuevo pacto social entre estado, ciudadano y mercado. En efecto, la perspectiva de democracia participativa se funda en la ampliación, a través de un sistema articulado de instancias, de la intervención ciudadana, y en la vinculación del proyecto democrático en la sociedad civil y proyecto político en la sociedad política.

Lo que se puede llamar experimentación democrática está basada en la extensión y generalización de los derechos, apertura de espacios públicos, participación e inclusión gracias, también, a la aparición de nuevos discursos políticos llevados por la ONU y ONG’s y la revaloración del papel de la sociedad civil a favor de la democracia y la gobernabilidad.

En los principios de las ayudas internacionales está expresada la idea de intervención limitada temporalmente, es decir, encaminar las comunidades hasta que por si misma sean capaces de operar para su bien. Bajo esta concepción, los financiamientos tienen que privilegiar la formación profesional y la creación de infraestructuras. Así mismo, en los principios de intervención también se maneja la idea de crear una alternativa permanente al mercado libre, favoreciendo la ayuda directa en forma de subsidios[5].

En los programas de apoyo, mucho énfasis es puesto en la capacitación de la comunidad para llevar a cabo su desarrollo autónomamente. El objetivo es la creación de un interés comunitario para el mantenimiento de una “justa” dirección social. ¿Cómo se puede desarrollar el interés comunitario y una conciencia nacional?

Para contestar, deseo enfocarme en los aspectos de promoción sociales que llevan a una toma de conciencia colectiva y endógena por parte de las comunidades, al fortalecimiento de la sociedad civil como condición para el reconocimiento de un pleno derecho de ciudadanía y participación política, la inclusión de los productores en las elegidas macroeconómicas y la demanda de una mayor democratización nacional.

Frente a la crisis social y a la incursión de movimientos en la búsqueda de derechos, el Estado reacciona con medidas autoritarias o progresistas en nombre de restablecimiento de la gobernabilidad del territorio. Bajo estas dos concepciones, las ayudas son utilizadas por financiar a los organismos de seguridad (policía, ejercito...) o por la intervención directa en la vida cotidiana de la población – sobretodo en obras que el Estado no haría sin el dinero internacional; otro campo de interés es la lucha contra la corrupción y el monitoreo de las elecciones políticas.

A través del estudio de caso que tomaré en cuenta, pretendo observar los efectos del programa Políticas Interculturales para la Inclusión y la Generación de Oportunidades” – PIIGO - para Costa Rica, que empezará en junio 2008 y recibirá 4.8 millones de dólares durante dos años otorgados por ONU y gobierno de España.

En el ultimo informe del PNUD[6], el estado costarricense resaltó en Latinoamérica por su alto índice de gobernabilidad, aunque otras estadísticas – hechas también por agencias gubernamentales – indican incrementos en los parámetros de pobreza y exclusión, sobretodo en las comunidades declaradas “periféricas” del país. En los objetivos del programa de ayuda internacional – PIIGO - se declaran algunas intenciones: profundización de la gobernabilidad democrática, fomento de la integración y cohesión sociales y desarrollo de la interculturalidad. Los 4.8 millones de dólares están destinados hacia la creación de oportunidades para las comunidades y fomento a la micro, pequeñas y medianas empresas de industrias creativas y culturales. En general, el programa quiere afrontar el tema de la promoción de “la inclusión cultural y social de grupos marginados”[7] en nueve municipios y distritos divididos en zonas de influencia inmediata, mediata y rural, ubicados en la periferia de la capital San José.

Los valores declarados en los principios del PIIGO son valores éticos universales asociados en conjunto a los ideales de ciudadanía y que fomentan la participación política incluyente para todos los sectores populares.

En el ciudadano están resumidas todas las capacidades y las posibilidades del ser humano: razón practica y autonomía para decidir de su vida, con capacidad cognitiva y responsabilidad. Mucha importancia tiene el contexto social que permite un intercambio de información libre, pluralista y no monopolizada y la emergencia de un espacio publico de discusión en el contexto de una visión social del derecho individual de expresión.

“Hay que aceptar a pesar de las criticas que se pueden hacer a la democracia formal que brinda recursos institucionales para la mejor expresión y defensa de los distintos intereses y para la resolución de los conflictos y antagonismos sin salidas militares o autoritarias”[8].

El lema de la gobernabilidad es: “el futuro está diseñado y en él no hay lugar para el caos y la incertidumbre”[9]: mi pregunta es: ¿Hasta cuándo?

Hipótesis

En el contexto latinoamericano de pobreza y de subordinación al mercado, donde “el hombre navega en sus aguas, capea temporales, aprovecha de los vientos, se guía por las estrellas y utiliza las mareas para establecer su rumbo”, a veces es mejor conocer “las leyes del mercado, en beneficiarse de ellas, en aprehenderlas y en no olvidarlas”[10] que perseguir las reglas democráticas porque la forma que se presenta hoy, este funcionamiento puede volverse cada vez menos atractivo para los ciudadanos.

Mi investigación quiere determinar las estrategias sociales de las políticas solidarias y su impacto sobre las comunidades productivas, así como analizar el empuje hacia la creación de una sociedad civil capaz de pedir derechos y certidumbre y valorar los ejemplos de las comunidades productivas involucradas en la cooperación internacional, para estimular políticas más amplias a nivel estatal.

Las organizaciones internacionales no pretenden afrontar directamente el problema de la crisis del sistema capitalista y presentan programas para la atenuación del conflicto y reducción de la pobreza, en el marco del favorecimiento de la gobernabilidad, aunque en general, estos programas tengan un tiempo limitado de acción y definiciones vagas del quehacer. Además, las soluciones llegan directamente de los mismos países que orquestan el sistema mundial, y que están orientados más hacia políticas de compensación que de justicia.

Aún si el modelo teórico, y algunos resultados regionales, parecen mostrar que la vía no conflictiva pueda efectivamente cambiar en parte el esquema de explotación antidemocrática propia del sistema capitalista, algunos estudiosos observan que la cooperación internacional obra sin asumir los factores estructurales de los fenómenos de explotación y opresión que sancionan las relaciones políticas, económicas y sociales. Sostienen que las ONG se consideran los portadores de una sociedad civil “angelical” que opera como válvula de escape, limitando los daños y las pulsiones autoritarias del neoliberalismo, garantizando su estabilización, su viabilidad y la gobernabilidad. (Massimo Modonesi)[11]

En efecto, los abusos del sistema capitalista son denunciados, pero esto no desemboca en una critica de su lógica y, al tiempo que manifiesta el deseo de cambiar los paradigmas, resulta ineficaz a largo plazo. (Francois Houtart)[12]

Observadores más radicales denuncian el engaño de los promotores de la globalización y las organizaciones internacionales en el contratar asociaciones voluntarias (ONG) para convertirlas en sus agentes, como “socios estratégicos”, para descomprimir brotes revolucionarios en zonas rurales, a los efectos de proporcionar a los campesinos pobres y al sector popular una alternativa a los movimientos sociales (definidos por Petras come depósito de fuerzas de resistencia contrahegemónica) y sus políticas antisistémicas radicales. (James Petras)[13]

Seria demasiado pretender cambios de estructura radicales por las ONG’s y las organizaciones internacionales, como seria bastante ingenuo creer que la ayuda sea solo una generosa contradicción del modelo capitalista. El balance económico todavía favorece a los dueños del mercado y el neoliberalismo fortalece sus decisiones. El sistema está cerrado a la mayoría de la población que vive en el hambre y en la pobreza.

En este escenario de emergencia, los programas de ayuda se proponen a la vez como alcance inmediato de una mejor condición de vida para las comunidades.

Mi hipótesis es que, en una perspectiva futura, los estímulos empujados por la concepción solidaria pueden ser incorporados en la formulación de un sujetó social en grado de afirmar sus derechos y su participación política con los Estados, como efecto del dialogo abierto con las instituciones. Es decir, en la formación de un ciudadano conciente que pueda intervenir activamente en contra del rumbo neoliberal de la mercantilización de su bienestar y, en ultimo análisis, en favor de su democracia.

Algunos Estados usan la ayuda solidaria como parte de las políticas sociales en el país; sin embargo, las intervenciones son limitadas y no pueden abarcar la totalidad del territorio. Los gobiernos tienen que usar las propuestas para implementar políticas de verdadero alcance nacional. Aún afuera de las intenciones oficiales, los programas de ayuda sustituyen -en parte- el rol del Estado como moderador entre sociedad y mercado, y construyen una red de intereses comunitarios que está en la base de la formación de una sociedad civil.

Paradójicamente, mientras de un lado el Estado falta en su prerrogativas, del otro se fortalece una sociedad que pide más capacidad para participar en la formulaciones de políticas publicas hacia un ideal de democracia participativa.

Cabe sin embargo formular algunas interrogantes:

¿Las ayudas ofrecidas a las comunidades latinoamericanas pueden volverse en conquistas de derechos sociales extendidos a nivel estatal?

¿Las políticas de intervención limitada y regional de los proyectos internacionales pueden transformarse en un modelo de interés nacional?

¿La medidas de gobernabilidad son una solución viable o un sistema para cubrir y aplazar el conflicto?

¿Puede la cooperación internacional catalizar un proceso de democratización de las sociedades costarricense y panameña?

Metodología

Partiendo de estudios de caso, quiero analizar los efectos sociales y económicos de la cooperación internacional sobre unas determinadas comunidades beneficiadas por programas de ayuda y de gobernabilidad.

A través del análisis de los efectos de la ayuda internacional, quiero observar el comportamiento del Estado y la Sociedad Civil para definir sus papeles en la implementación y recepción de medidas de gobernabilidad. Quiero ofrecer una radiografía de la complejidad Latinoamericana definiendo el impacto de factores exógenos en un contesto endógeno de “periferia”.

Formulo aquí una serie de interrogantes que pueden servir a dirigir la investigación hacia un resultado concreto:

  • ¿Cuáles son los intereses de una población en una comunidad “marginal”?
  • ¿Cómo se organizan para le definición de un interés común?
  • ¿Cómo reciben los programas de ayuda?
  • ¿Quiénes y cómo manejan el dinero recibido?
  • ¿Qué objetivos sociales se busca alcanzar por parte de las organizaciones internacionales?
  • Además de un beneficio económico ¿se encuentra un empuje hacia una organización más estable de la población?

Mis objetivos son:

  • Investigar si los resultados sociales y económicos concretos de los programas de ayuda internacional en las comunidades cubren las expectativas iniciales y permiten proyectar objetivos ampliados para el futuro.
  • Establecer cuáles son las formas de financiamiento de las actividades de las organizaciones; qué proporciones se destinan a su propia sustentación; cuáles son los entes gubernamentales interesados en apoyar la cooperación internacional y cómo vinculan los presupuestos otorgados.
  • Definir qué beneficios reciben las comunidades: financiamientos a corto y largo plazo, infraestructuras (carreteras, escuelas, instrumentos), ayuda social y estratégica (aprendizaje de nuevas formas organizativas, técnicas productivas y comerciales).
  • Observar cómo las comunidades reciben los valores éticos importados y propuestos por las asociaciones internacionales: cuáles son aceptados o rechazados y por qué.
  • Analizar cómo se modifican las estructuras productivas y la redistribución del ingreso en las comunidades: cómo se utilizan las inversiones solidarias; cómo se forman los organismos que manejan el dinero; cómo se aplican los criterios de participación colectiva en la toma de decisiones y que tanto son compartidas entre los miembros de la comunidad; cómo es programada la producción entre los trabajadores; cuáles productos se eligen y cómo se determinan los precios.

Para mi estudio de caso, retomo el Programa Políticas Interculturales para la Inclusión y la Generación de Oportunidades – PIIGO- para Costa Rica, recién aprobado (mayo 2008) y que pongo en anexo.

El PIIGO es un banco ideal para mi hipótesis de trabajo, y por el tipo de presentación me parece ofrecer el paradigma de la ayuda internacional en toda Latinoamérica. En efecto, la ONU otorga 4.8 millones de US dólares para el fortalecimiento cultural y social en zonas marginales en San José, incluyendo zonas urbanas y rurales. En la pequeña escala de 9 distritos, se permite la posibilidad de confrontar los distintos efectos en dos tipos de realidad para establecer diferencias y continuidades en la recepción de las ayudas.

Mucho énfasis es puesto en la creación de un parque ambiental – El Parque de la Libertad – que, según las expectativas registradas en el documento, nada más se convertirá en un centro de referencia en Centroamérica y en toda América Latina: también voy a analizar el aspecto de la propaganda de los resultados para justificar las inversiones. ¿Cuáles son los parámetros para invertir en determinados proyectos que se consideran altamente beneficiosos para las comunidades? ¿Quién define los proyectos y pre-evalúa sus impactos?

En el caso de Panamá, los programas de ayuda que retomo son los de la Comunidad Española de Ayuda Internacional dirigidas a la comunidad indígena Kuna, específicamente los programas de educación bicultural –capacitación para que la educación básica sea impartida en lengua española y kuna-, y turismo ecosustentable.

Parte esencial de mi investigación será la observación en situ de la vida en las comunidades y la recolección de materiales y testimonios del desarrollo de la vida civil y social.

Retomando que mi interés es narrar la historia desde el punto de vista de los protagonistas, parte importante de mi investigación son entrevistas de tipo cualitativo: que se efectuarán entre la población, los políticos y los responsables en relación con el programa de ayuda elegido. Se prevé un numero mínimo de treinta entrevistas que serán grabadas, trascritas y, cuando sea necesario, traducidas. En el plano general de la investigación no se omitirán experiencias importantes de otras personas que no fueran contempladas originalmente.



[1] Magallon Anaya Mario, “La Democracia en América Latina” , p.45.

[2] León Samuel, “La democracia como problema”, p. 108

[3] Dieterlen Paulette, “Democracia y moral”

[4] Cueva Agustín, “El desarrollo del capitalismo en América Latina”, p.7

[5] Es interesante el contraste entre la solidariedad de origen anglo-sajona – donde la ayuda está enfocada a la inserción del individuo en la sociedad de la cual está momentáneamente excluido y la solidaridad de origen católica – de forma más caritativa, donde la ayuda es entendida como una protección contra la sociedad - .

[6] Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.

[7] Programa: Políticas Interculturales para la Inclusión y la Generación de Oportunidades”, anexo I

[8] Castro Teresa, “Poder y política en América Latina”, p.30

[9] Roitman Rosenmann Marcos, “Las razones de la democracia en América Latina”, p.28

[10]idem, p.37

[11] Modonesi Massimo en Castro Teresa y Oliver Lucio, Poder y política en América Latina, 2005

[12] Houtart Francois, La tiranía del mercado y sus alternativas, 2001

[13] Petras James y Veltmeyer Henry, Movimientos sociales y poder estatal, México, Ed. Lumen, 2005.

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