lunes, 15 de septiembre de 2008

Ubicación del Parque de la Libertad –doc PNUD -

El terreno designado al desarrollo del Parque Metropolitano de La Libertad fue donado al Gobierno de la República de Costa Rica por la Empresa Holcim, ubicada en la comunidad de Patarrá, entre los cantones de La Unión y Desamparados, y con una medida de 37 hectáreas. Dicho terreno contiene edificaciones, un complejo industrial, espacios abiertos y áreas verdes.

Las vías de acceso a la zona del parque son: la carretera a la provincia de Cartago por Patarrá-Coris, la carretera a San Francisco de Dos Ríos y la carretera a Desamparados, San José.

Los barrios y las poblaciones participantes, de manera directa, con la ejecución de este proyecto son: San Antonio de Desamparados, Lomas de Gobierno, Linda Vista, Río Azul, Patarrá, Tirrases, Guatuso, San Lorenzo, Fátima, Desamparados centro, Gravilias, Calle Fallas, San Francisco, Curridabat, Zapote, entre otros. Estas comunidades aledañas albergan aproximadamente a un millón de personas.

La población en la zona, carece de espacios de recreación y actividades artístico-culturales, lo cual está ligado al aumento considerable de los niveles de patologías sociales, y a la necesidad del Estado de encontrar respuesta a esta problemática.

Ubicación Geográfica del Parque de la Libertad:



 
 

 
 

Esquema de la antigua planta Holcim, próximamente el Parque de la Libertad:

 


 

Programa Conjunto: "Políticas interculturales para la inclusión y generación de oportunidades" – doc PNUD -

El Programa Conjunto sobre Políticas Interculturales para la Inclusión y la Generación de Oportunidades se centra en promover la inclusión cultural y social de grupos marginados, principalmente urbanos, y en la promoción del potencial productivo del sector creativo del país, en donde se compruebe que la variable cultural es fundamental para avanzar hacia el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio y así se fortalezca la capacidad institucional para aplicar las lecciones aprendidas a nivel nacional.
El diseño del Programa Conjunto partió de las prioridades del Ministerio de Cultura y Juventud y otras expresadas por el Ministerio de Educación Pública, el Ministerio de Salud, el de Agricultura y otros sectores relacionados, todas ellas incorporando la dimensión de interculturalidad. En la formulación participaron funcionarios de los ministerios mencionados y cinco agencias de Sistema de Naciones Unidas.

El propósito de este Programa es integrar la interculturalidad a nivel nacional por diversos medios; por un lado a través de la revisión y actualización de políticas públicas en todos los sectores; no sólo el cultural, sino principalmente en aquellos en que la diversidad cultural no se manifiesta en forma tan evidente (pero no por ello menos determinante) como en los sectores de educación, salud y producción.

Por otro lado el Programa planea su intervención con acciones directas en diversos "espacios culturales" en el área geográfica señalada. Uno de estos espacios es el Parque La Libertad donde se implementarán las iniciativas culturales previstas, abriendo nuevas posibilidades de capacitación, de interacción y creatividad a los y las jóvenes de las comunidades

El Programa Conjunto y el Parque en específico, se plantea una metodología de trabajo que facilitará una relación estrecha entre ambos espacios culturales.

Siendo consecuente con las lecciones aprendidas, el Programa Conjunto consideró el trabajar con las diversas dimensiones culturales relacionadas con la vida cotidiana de las comunidades urbano-marginales y rurales seleccionadas. Manifestadas tanto en expresiones artísticas / creativas (música, bailes, teatro, pintura, escultura, etc.), como en conocimientos especializados (agro-alimentarios, artesanías, plantas curativas, etc.) y en las creencias, tradiciones y costumbres (la variedad de etno-ciencias, fiestas y rituales, formas de alimentación, entre otras); estas últimas, muchas veces se convierten en expresión cotidiana y palpable de intransigencia cultural, mostrando los aspectos negativos manifiestos en la cultura.

Parque de la Libertad – doc PNUD -

El proyecto "Parque de La Libertad" fue formulado desde el Ministerio de Cultura y Juventud (MCJ), en compañía de otros ministerios, para desarrollar un concepto y espacio de interacción y de gestión, de proyectos artísticos, ambientales, de cultura urbana y rural, con salidas comerciales y emprendedoras. Se localiza en la confluencia de varias comunidades urbano marginales (9 distritos de 2 cantones de forma directa, 6 distritos más de forma aledaña mediata), una de las mayores aglomeraciones poblacionales de la zona sur de la Gran Área Metropolitana (GAM), San José, Costa Rica.

Este proyecto tiene como punto de partida la experiencia acumulada del Estado costarricense y específicamente del Ministerio de Cultura y Juventud en la búsqueda sostenida de la inclusión y la generación de oportunidades para las comunidades y sectores de la sociedad, ricos en diversidad cultural e iniciativas productivas, pero excluidos en oportunidades económicas, de educación, recreación, y crecimiento cultural.

El concepto del Parque implica que en ese encuentro de saberes, y en la formación de esos grupos, se generen o se resignifiquen expresiones y lenguajes artísticos a partir de talleres de creatividad, se creen escuelas de deporte únicos o se den espacios para una producción agrícola orgánica y especializada; y a partir de este "laboratorio vivo" del parque-comunidad, se diseñen o mejore el diseño de productos para el mercado.

El Parque también posibilita la atracción del turismo nacional y extranjero al facilitar la venta de servicios y productos, mediante una feria que puede tener un carácter único, en estrecha relación con la oferta comunitaria y con la demanda interna y externa.

domingo, 15 de junio de 2008

La cooperación internacional en las comunidades

de Centroamérica:

sociedad civil, democracia y gobernabilidad

Nota introductiva

El proyecto que voy presentando es fruto de la reelaboración de mi primaria hipótesis de investigación sobre el comercio justo y solidario, cambiada a través de la supervisión de mi tutora, de las discusiones tenidas en las clases y de la bibliografía consultada personalmente.

En esta versión “dos” del proyecto, me enfoco en los efectos tangibles de la actuación de la ayuda internacional en los campos sociales y civiles, analizando su utilización por parte del Estado en determinados contextos sociales, económicos y geográficos.

El estudio de caso escogido, me permitió aterrizar mis preguntas de investigación sobre una cuestión concreta – los efectos del programa “Políticas Interculturales para la Inclusión y la Generación de Oportunidades” (agregado como anexo I) - en Costa Rica, para formular una hipótesis y preparar una metodología más eficaces y precisas.

Planteamiento del problema

La creciente disparidad en la distribución de la riqueza entre las naciones y al interno de éstas entre la población, pone cada vez más en entre dicho el correcto funcionamiento del sistema económico internacional.

La aplicación de políticas neoliberales que controlan y explotan los recursos económicos de los países y en particular de los subdesarrollados han llevado a un importante numero de subpobladores a la pobreza extrema. Son los países con una industria escasa y productores especialmente de materias primas los que sufren las consecuencias que traen consigo la inserción de las economías débiles a la economía global, donde prevalecen los intereses de los países ricos y poderosos. De hecho, las relaciones de mercado, como las relaciones entre estados, se conforman en parámetros de fuerza – poder económico y potencia bélica – profundamente antidemocráticos.

Para los críticos del sistema capitalista, los efectos de las políticas neoliberales se observan en la desarticulación del tejido social debido a la atomización generada por la pobreza y la incertidumbre, y a la exclusión de sectores crecientes de la población en un proyecto nacional de gran alcance. Además, consideran la falta de sistemas reguladores de la economía y amortiguadores sociales que conlleva a cuestionar el papel del Estado, su legitimidad y su capacidad democrática.

La Democracia parece perder su dimensión ideal en favor de una dimensión practica que se expresa en la gobernabilidad, los programas políticos asumen una visión de corto plazo en favor de los intereses contingentes y más estructurados. Los derechos, conquistados por la población, van hacia una mercantilización en nombre de la eficiencia y de la reducción del gasto social.

“Un fantasma recorre los sistemas políticos de América Latina y del mundo, el de la crisis de la democracia representativa”[1].

Como expresión de la voluntad de la mayoría, un gobierno democrático debería llevar a una ampliación de los derechos y del bienestar para todos los ciudadanos y defender del peligro del privilegio para pocos. Desde esta contradicción entre aspiraciones y resultados, nace la critica a un concepto que ha caído en una indefinición patente, y también su posición como “principio motor de las propias sociedades”[2] pierde el sentido frente a una democracia que se aprecia más como un “instrumento” social, para asegurar la confluencia y síntesis de fuerzas en función de la búsqueda de alternativas sociales a la crisis.

La transformación del sistema político se mueve hacia un escenario donde los intereses comunes desvanecen en favor de una compra-venta de favores, clientelismo en cada nivel y compromisos con intereses facciosos y antipopulares, mientras los gobiernos nacionales están de la mano de una casta que pocos contactos tiene con la población del país.

En el esquema de democracia funcional, el apogeo de la libertad es poner una equis sobre la boleta electoral, acta con la cual, el ciudadano cumple su proceso de representación y agota su demanda social.; en contra de esta visión, se subraya la necesidad de incluir en el ideal político democrático algunos valores éticos como la justicia, la solidaridad, el respecto de las minorías y de la dignidad humana[3].

Por otro lado, empieza a prevalecer la idea de que el peor peligro para la democracia misma es su ampliación, un exceso de demanda social significaría un déficit en la Gobernabilidad – por lo que la conducción debe estar en manos de los grupos entrenados en el Poder, una tecnocracia completamente desideológizada y lista para captar la máxima ganancia a corto plazo.

En este contexto, los gobiernos de los Países del Primer Mundo promueven políticas de “ayuda” hacia los Países del Tercero, no obstante, como veremos a lo largo de este investigación, los resultados obtenidos hasta ahora sean escasos.

Los programas de ayuda se revelan como alcance inmediato de una mejor condición de vida para la población y ofrecen un manejo rápido por parte de unos encargados temporales de situaciones de riesgo. En algunos casos, el dinero es usado para contener situaciones de peligro por falta de seguridad y prevenir amenazas al sistema existente. Como he dicho antes, las medidas son coyunturales y al aumentar el conflicto, gobernabilidad y represión ya no tienen respuestas.

La pobreza aumenta, la democracia se agota. Necesitamos un cambio de sistema, ¿por dónde vendrá?

Justificación

En el continente Latinoamericano, la lucha por la democracia ha sido estrictamente ligada a la lucha para la justicia social. Los estados que surgieron después de las independencias se encontraron con una “herencia” colonial que se perpetraba en el modelo económico-social caracterizado por un bajísimo nivel de desarrollo de las fuerzas productivas y por relaciones sociales de producción basadas en la servidumbre.

A lo largo de tres siglos, los países latinoamericanos vinieron perdiendo su plena independencia económica por la acción de un poder oligárquico aliado con el capital extranjero, de tal manera que la lucha para la democracia en este continente se ligó a las reivindicaciones de autonomía nacional, aunque no logrando totalmente ninguno de los dos, hecho que constituyó un handicap para el desarrollo posterior de la sociedad.

Con las dictaduras en América Latina, el modelo económico “iba a permanecer intacto y hasta acentuar algunos de sus rasgos más negativos “[4] y aún cuando las dictaduras se acabaron, los movimientos populares no lograron ampliar sus derechos hacia el Estado neoliberal para el cumplimiento total del proceso democrático.

¿Puede sobrevivir la Democracia en un Estado que lleva al extremo las consecuencias de las políticas neoliberales?

El avance de la democracia hizo que una serie de condiciones sociales se transformaran en derechos (salud, educación...) gracias a su desmercantilización, por lo tanto, un indicador del desarrollo social y democrático consiste en ver cuántas de estas cosas ahora son mercancías y cuántas derechos.

¿Qué relación existe entre el bienestar de la población, la gobernabilidad de un estado y la ampliación de la participación democrática?

Frente a la crisis de la democracia liberal, las propuestas que quedan en una continuidad del sistema capitalista, hacen referencia a la responsabilidad de un nuevo pacto social entre estado, ciudadano y mercado. En efecto, la perspectiva de democracia participativa se funda en la ampliación, a través de un sistema articulado de instancias, de la intervención ciudadana, y en la vinculación del proyecto democrático en la sociedad civil y proyecto político en la sociedad política.

Lo que se puede llamar experimentación democrática está basada en la extensión y generalización de los derechos, apertura de espacios públicos, participación e inclusión gracias, también, a la aparición de nuevos discursos políticos llevados por la ONU y ONG’s y la revaloración del papel de la sociedad civil a favor de la democracia y la gobernabilidad.

En los principios de las ayudas internacionales está expresada la idea de intervención limitada temporalmente, es decir, encaminar las comunidades hasta que por si misma sean capaces de operar para su bien. Bajo esta concepción, los financiamientos tienen que privilegiar la formación profesional y la creación de infraestructuras. Así mismo, en los principios de intervención también se maneja la idea de crear una alternativa permanente al mercado libre, favoreciendo la ayuda directa en forma de subsidios[5].

En los programas de apoyo, mucho énfasis es puesto en la capacitación de la comunidad para llevar a cabo su desarrollo autónomamente. El objetivo es la creación de un interés comunitario para el mantenimiento de una “justa” dirección social. ¿Cómo se puede desarrollar el interés comunitario y una conciencia nacional?

Para contestar, deseo enfocarme en los aspectos de promoción sociales que llevan a una toma de conciencia colectiva y endógena por parte de las comunidades, al fortalecimiento de la sociedad civil como condición para el reconocimiento de un pleno derecho de ciudadanía y participación política, la inclusión de los productores en las elegidas macroeconómicas y la demanda de una mayor democratización nacional.

Frente a la crisis social y a la incursión de movimientos en la búsqueda de derechos, el Estado reacciona con medidas autoritarias o progresistas en nombre de restablecimiento de la gobernabilidad del territorio. Bajo estas dos concepciones, las ayudas son utilizadas por financiar a los organismos de seguridad (policía, ejercito...) o por la intervención directa en la vida cotidiana de la población – sobretodo en obras que el Estado no haría sin el dinero internacional; otro campo de interés es la lucha contra la corrupción y el monitoreo de las elecciones políticas.

A través del estudio de caso que tomaré en cuenta, pretendo observar los efectos del programa Políticas Interculturales para la Inclusión y la Generación de Oportunidades” – PIIGO - para Costa Rica, que empezará en junio 2008 y recibirá 4.8 millones de dólares durante dos años otorgados por ONU y gobierno de España.

En el ultimo informe del PNUD[6], el estado costarricense resaltó en Latinoamérica por su alto índice de gobernabilidad, aunque otras estadísticas – hechas también por agencias gubernamentales – indican incrementos en los parámetros de pobreza y exclusión, sobretodo en las comunidades declaradas “periféricas” del país. En los objetivos del programa de ayuda internacional – PIIGO - se declaran algunas intenciones: profundización de la gobernabilidad democrática, fomento de la integración y cohesión sociales y desarrollo de la interculturalidad. Los 4.8 millones de dólares están destinados hacia la creación de oportunidades para las comunidades y fomento a la micro, pequeñas y medianas empresas de industrias creativas y culturales. En general, el programa quiere afrontar el tema de la promoción de “la inclusión cultural y social de grupos marginados”[7] en nueve municipios y distritos divididos en zonas de influencia inmediata, mediata y rural, ubicados en la periferia de la capital San José.

Los valores declarados en los principios del PIIGO son valores éticos universales asociados en conjunto a los ideales de ciudadanía y que fomentan la participación política incluyente para todos los sectores populares.

En el ciudadano están resumidas todas las capacidades y las posibilidades del ser humano: razón practica y autonomía para decidir de su vida, con capacidad cognitiva y responsabilidad. Mucha importancia tiene el contexto social que permite un intercambio de información libre, pluralista y no monopolizada y la emergencia de un espacio publico de discusión en el contexto de una visión social del derecho individual de expresión.

“Hay que aceptar a pesar de las criticas que se pueden hacer a la democracia formal que brinda recursos institucionales para la mejor expresión y defensa de los distintos intereses y para la resolución de los conflictos y antagonismos sin salidas militares o autoritarias”[8].

El lema de la gobernabilidad es: “el futuro está diseñado y en él no hay lugar para el caos y la incertidumbre”[9]: mi pregunta es: ¿Hasta cuándo?

Hipótesis

En el contexto latinoamericano de pobreza y de subordinación al mercado, donde “el hombre navega en sus aguas, capea temporales, aprovecha de los vientos, se guía por las estrellas y utiliza las mareas para establecer su rumbo”, a veces es mejor conocer “las leyes del mercado, en beneficiarse de ellas, en aprehenderlas y en no olvidarlas”[10] que perseguir las reglas democráticas porque la forma que se presenta hoy, este funcionamiento puede volverse cada vez menos atractivo para los ciudadanos.

Mi investigación quiere determinar las estrategias sociales de las políticas solidarias y su impacto sobre las comunidades productivas, así como analizar el empuje hacia la creación de una sociedad civil capaz de pedir derechos y certidumbre y valorar los ejemplos de las comunidades productivas involucradas en la cooperación internacional, para estimular políticas más amplias a nivel estatal.

Las organizaciones internacionales no pretenden afrontar directamente el problema de la crisis del sistema capitalista y presentan programas para la atenuación del conflicto y reducción de la pobreza, en el marco del favorecimiento de la gobernabilidad, aunque en general, estos programas tengan un tiempo limitado de acción y definiciones vagas del quehacer. Además, las soluciones llegan directamente de los mismos países que orquestan el sistema mundial, y que están orientados más hacia políticas de compensación que de justicia.

Aún si el modelo teórico, y algunos resultados regionales, parecen mostrar que la vía no conflictiva pueda efectivamente cambiar en parte el esquema de explotación antidemocrática propia del sistema capitalista, algunos estudiosos observan que la cooperación internacional obra sin asumir los factores estructurales de los fenómenos de explotación y opresión que sancionan las relaciones políticas, económicas y sociales. Sostienen que las ONG se consideran los portadores de una sociedad civil “angelical” que opera como válvula de escape, limitando los daños y las pulsiones autoritarias del neoliberalismo, garantizando su estabilización, su viabilidad y la gobernabilidad. (Massimo Modonesi)[11]

En efecto, los abusos del sistema capitalista son denunciados, pero esto no desemboca en una critica de su lógica y, al tiempo que manifiesta el deseo de cambiar los paradigmas, resulta ineficaz a largo plazo. (Francois Houtart)[12]

Observadores más radicales denuncian el engaño de los promotores de la globalización y las organizaciones internacionales en el contratar asociaciones voluntarias (ONG) para convertirlas en sus agentes, como “socios estratégicos”, para descomprimir brotes revolucionarios en zonas rurales, a los efectos de proporcionar a los campesinos pobres y al sector popular una alternativa a los movimientos sociales (definidos por Petras come depósito de fuerzas de resistencia contrahegemónica) y sus políticas antisistémicas radicales. (James Petras)[13]

Seria demasiado pretender cambios de estructura radicales por las ONG’s y las organizaciones internacionales, como seria bastante ingenuo creer que la ayuda sea solo una generosa contradicción del modelo capitalista. El balance económico todavía favorece a los dueños del mercado y el neoliberalismo fortalece sus decisiones. El sistema está cerrado a la mayoría de la población que vive en el hambre y en la pobreza.

En este escenario de emergencia, los programas de ayuda se proponen a la vez como alcance inmediato de una mejor condición de vida para las comunidades.

Mi hipótesis es que, en una perspectiva futura, los estímulos empujados por la concepción solidaria pueden ser incorporados en la formulación de un sujetó social en grado de afirmar sus derechos y su participación política con los Estados, como efecto del dialogo abierto con las instituciones. Es decir, en la formación de un ciudadano conciente que pueda intervenir activamente en contra del rumbo neoliberal de la mercantilización de su bienestar y, en ultimo análisis, en favor de su democracia.

Algunos Estados usan la ayuda solidaria como parte de las políticas sociales en el país; sin embargo, las intervenciones son limitadas y no pueden abarcar la totalidad del territorio. Los gobiernos tienen que usar las propuestas para implementar políticas de verdadero alcance nacional. Aún afuera de las intenciones oficiales, los programas de ayuda sustituyen -en parte- el rol del Estado como moderador entre sociedad y mercado, y construyen una red de intereses comunitarios que está en la base de la formación de una sociedad civil.

Paradójicamente, mientras de un lado el Estado falta en su prerrogativas, del otro se fortalece una sociedad que pide más capacidad para participar en la formulaciones de políticas publicas hacia un ideal de democracia participativa.

Cabe sin embargo formular algunas interrogantes:

¿Las ayudas ofrecidas a las comunidades latinoamericanas pueden volverse en conquistas de derechos sociales extendidos a nivel estatal?

¿Las políticas de intervención limitada y regional de los proyectos internacionales pueden transformarse en un modelo de interés nacional?

¿La medidas de gobernabilidad son una solución viable o un sistema para cubrir y aplazar el conflicto?

¿Puede la cooperación internacional catalizar un proceso de democratización de las sociedades costarricense y panameña?

Metodología

Partiendo de estudios de caso, quiero analizar los efectos sociales y económicos de la cooperación internacional sobre unas determinadas comunidades beneficiadas por programas de ayuda y de gobernabilidad.

A través del análisis de los efectos de la ayuda internacional, quiero observar el comportamiento del Estado y la Sociedad Civil para definir sus papeles en la implementación y recepción de medidas de gobernabilidad. Quiero ofrecer una radiografía de la complejidad Latinoamericana definiendo el impacto de factores exógenos en un contesto endógeno de “periferia”.

Formulo aquí una serie de interrogantes que pueden servir a dirigir la investigación hacia un resultado concreto:

  • ¿Cuáles son los intereses de una población en una comunidad “marginal”?
  • ¿Cómo se organizan para le definición de un interés común?
  • ¿Cómo reciben los programas de ayuda?
  • ¿Quiénes y cómo manejan el dinero recibido?
  • ¿Qué objetivos sociales se busca alcanzar por parte de las organizaciones internacionales?
  • Además de un beneficio económico ¿se encuentra un empuje hacia una organización más estable de la población?

Mis objetivos son:

  • Investigar si los resultados sociales y económicos concretos de los programas de ayuda internacional en las comunidades cubren las expectativas iniciales y permiten proyectar objetivos ampliados para el futuro.
  • Establecer cuáles son las formas de financiamiento de las actividades de las organizaciones; qué proporciones se destinan a su propia sustentación; cuáles son los entes gubernamentales interesados en apoyar la cooperación internacional y cómo vinculan los presupuestos otorgados.
  • Definir qué beneficios reciben las comunidades: financiamientos a corto y largo plazo, infraestructuras (carreteras, escuelas, instrumentos), ayuda social y estratégica (aprendizaje de nuevas formas organizativas, técnicas productivas y comerciales).
  • Observar cómo las comunidades reciben los valores éticos importados y propuestos por las asociaciones internacionales: cuáles son aceptados o rechazados y por qué.
  • Analizar cómo se modifican las estructuras productivas y la redistribución del ingreso en las comunidades: cómo se utilizan las inversiones solidarias; cómo se forman los organismos que manejan el dinero; cómo se aplican los criterios de participación colectiva en la toma de decisiones y que tanto son compartidas entre los miembros de la comunidad; cómo es programada la producción entre los trabajadores; cuáles productos se eligen y cómo se determinan los precios.

Para mi estudio de caso, retomo el Programa Políticas Interculturales para la Inclusión y la Generación de Oportunidades – PIIGO- para Costa Rica, recién aprobado (mayo 2008) y que pongo en anexo.

El PIIGO es un banco ideal para mi hipótesis de trabajo, y por el tipo de presentación me parece ofrecer el paradigma de la ayuda internacional en toda Latinoamérica. En efecto, la ONU otorga 4.8 millones de US dólares para el fortalecimiento cultural y social en zonas marginales en San José, incluyendo zonas urbanas y rurales. En la pequeña escala de 9 distritos, se permite la posibilidad de confrontar los distintos efectos en dos tipos de realidad para establecer diferencias y continuidades en la recepción de las ayudas.

Mucho énfasis es puesto en la creación de un parque ambiental – El Parque de la Libertad – que, según las expectativas registradas en el documento, nada más se convertirá en un centro de referencia en Centroamérica y en toda América Latina: también voy a analizar el aspecto de la propaganda de los resultados para justificar las inversiones. ¿Cuáles son los parámetros para invertir en determinados proyectos que se consideran altamente beneficiosos para las comunidades? ¿Quién define los proyectos y pre-evalúa sus impactos?

En el caso de Panamá, los programas de ayuda que retomo son los de la Comunidad Española de Ayuda Internacional dirigidas a la comunidad indígena Kuna, específicamente los programas de educación bicultural –capacitación para que la educación básica sea impartida en lengua española y kuna-, y turismo ecosustentable.

Parte esencial de mi investigación será la observación en situ de la vida en las comunidades y la recolección de materiales y testimonios del desarrollo de la vida civil y social.

Retomando que mi interés es narrar la historia desde el punto de vista de los protagonistas, parte importante de mi investigación son entrevistas de tipo cualitativo: que se efectuarán entre la población, los políticos y los responsables en relación con el programa de ayuda elegido. Se prevé un numero mínimo de treinta entrevistas que serán grabadas, trascritas y, cuando sea necesario, traducidas. En el plano general de la investigación no se omitirán experiencias importantes de otras personas que no fueran contempladas originalmente.



[1] Magallon Anaya Mario, “La Democracia en América Latina” , p.45.

[2] León Samuel, “La democracia como problema”, p. 108

[3] Dieterlen Paulette, “Democracia y moral”

[4] Cueva Agustín, “El desarrollo del capitalismo en América Latina”, p.7

[5] Es interesante el contraste entre la solidariedad de origen anglo-sajona – donde la ayuda está enfocada a la inserción del individuo en la sociedad de la cual está momentáneamente excluido y la solidaridad de origen católica – de forma más caritativa, donde la ayuda es entendida como una protección contra la sociedad - .

[6] Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.

[7] Programa: Políticas Interculturales para la Inclusión y la Generación de Oportunidades”, anexo I

[8] Castro Teresa, “Poder y política en América Latina”, p.30

[9] Roitman Rosenmann Marcos, “Las razones de la democracia en América Latina”, p.28

[10]idem, p.37

[11] Modonesi Massimo en Castro Teresa y Oliver Lucio, Poder y política en América Latina, 2005

[12] Houtart Francois, La tiranía del mercado y sus alternativas, 2001

[13] Petras James y Veltmeyer Henry, Movimientos sociales y poder estatal, México, Ed. Lumen, 2005.

ENSAYO SOBRE LA DEMOCRACIA

Introducción

La fábula que nos cuentan en la escuela primaria dice que: la Democracia surgió en la Grecia clásica, donde los hombres togados de la polis estaban acostumbrados a reunirse en la ágora para discutir libremente de las cuestiones publicas y luego tomar, por alzo de mano, decisiones colectivas. Todos los hombres aceptaban la autoridad de la mayoría y confiaban en su justicia, sabiduría y tolerancia.

En época moderna, esta forma de expresión directa no se puede manejar – cuentan los maestros - ¿Donde vamos a encontrar una ágora para toda la población del Estado?

A ver, después de tantos años, si voy encontrando esta ágora.

En el siguiente ensayo voy presentando algunas reflexiones que están relacionada con mi proyecto de investigación que trata de las medidas de ayuda internacional para la resolución de conflictos locales en Costa Rica y Panamá.
A través de las discusiones tenidas en las clases y la bibliografía consultada personalmente, quiero definir parte del marco teórico-metodológico con el cual enfocaré mi visión de la Democracia y la Gobernabilidad.
En parte del ensayo, iré analizando el caso italiano después de las elecciones políticas de abril 2008, no sólo por eurocentrismo, sino porque quiero aclarar parte del método de análisis del resultado electoral que tomare en cuenta al momento de investigar las situaciones de los países relacionados con mi proyecto.

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Definir la democracia es difícil, tenemos que cuestionar nuestra situación actual y el futuro que nos viene en frente, nuestra capacidad de actuar en favor de las opciones y en cual sistema se puede desarrollar nuestra felicidad.

El presidente de Estados Unidos, George Bush habla de “exportación de la democracia” refiriéndose a la intervención del ejercito norteamericano en la guerra de Irak.

El dictador chileno, Pinochet llamaba su tiranía “democracia autoritaria”.

Un delegado cubano llegado a México el año pasado, en ocasión de una conferencia, afirmaba que el haber dado un fusil a cada campesino en lucha durante la Revolución, fue un acto de verdadera democracia.

¿Qué es la democracia?

Es una cuestión que no tiene un respuesta cierta y que no brindará un resultado univoco, porque no es univoco su sentido.

Filológicamente, se define como el gobierno del pueblo, pero “el pueblo” tiene una indefinición que se puede resolver sólo en un contexto histórico-social determinado. El pueblo es la población de un estado nacional, son los ciudadanos, el conjunto de las clases con su suma de intereses, o una parte de estos. El pueblo son las masas en oposición con el poder. Pero, también pueden ser los que tienen y manejan el poder y que deciden un sistema de reglas para garantizar sus existencias pacíficamente.

¿Para qué la democracia?

Pragmáticamente, podemos definir la democracia como un régimen que regla el sistema de relación entre el Estado y su población por medio de procedimientos compartidos entre quienes tienen un poder definido y quienes lo respectan.

Los politólogos tradicionales indican en ella la garantía de la vida política de un estado de derecho, que funciona con una asamblea legislativa elegida entre quien tiene el derecho, es decir por los ciudadanos. Esta determinación lleva a definir la democraticidad de un Estado en base a su aspecto institucional, donde los ejes son la competencia electoral, el respecto de las reglas constitucionales y la separación de los Poderes.

El proceso electoral resulta un factor primario para la medida de valor de una democracia estable, que cumple en los procesos formales de representatividad proporcional del pueblo. Por que se puedan definir libres e inclusivas las elecciones, estas deben satisfacer los requisitos de: sufragio universal, voto secreto, derechos civiles, periodicidad y honestidad de la competencia electoral. El sistema de representatividad es organizado por grupos de intereses ideológico, social y económico – los partidos políticos – que, supuestamente, funcionan como transmisión entre el pueblo y el Gobierno.

Las otra características colaterales de un estado democrático se refieren a los derechos del ciudadano, a la igualdad de voto, a las oportunidades de formarse un juicio conforme a sus intereses y a la verdadera posibilidad de participar él mismo como elegibles.

El silogismo resulta perfecto: el poder es representativo y el pueblo tiene el poder de elegir sus representantes, ergo el pueblo tiene el poder. Aún si la critica a la representatividad de Hans Kochler[1] tiene su lógica.

El filosofo austriaco señala como la teoría de la representación tiene un carácter ficticio en varios sentidos: a) ontológico, en tanto se suponga que existe algo así como la totalidad del pueblo (o una voluntad popular) ideal, lo cual se torna visible, es decir, es representada por los parlamentario; b) normativo, en tanto que sugiere que la voluntad del ciudadano puede ser verdaderamente transferida (o representada), a pesar que todo acto de representación -como lo había mostrado Rousseau en su contracto social - significa la negación de la voluntad; c) psicológico, porque se pretende que el representante de la totalidad del pueblo está por encima de la realidad y, por tanto, en posición de abstraer el ejercicio de su mandato de los deseos, intereses, lealtades, vínculos grupales, concretos.

En el esquema de democracia funcional, el apogeo de la libertad es poner una equis sobre la boleta electoral, acta con la cual, el hombre se transforma en un ciudadano poderoso.

Examinando los parámetros que definen el campo mínimo de la acción democrática funcional, ¿podemos definir nuestros países como democráticos?

Las ultimas elecciones en Italia –abril 2008- demuestran cómo las reglas de la democracias se van agotando indistintamente en cualquier país del mundo, a pesar de las tradiciones cívicas que han tenido.

Después de la caída del gobierno de centro-izquierda de Prodi y en la imposibilidad de llevar a cabo otro mandato con la misma alianza, los italianos fueron llamados al voto con una ley electoral basada en un sistema proporcional correcto por un premio de mayoría.

Mediante una lista cerrada, en la cual las prioridades estaban decididas por las secretarías de partido, se impidió al elector de expresar la preferencia para un candidato, hecho que dejó muchas dudas sobre la constitucionalidad de esta modalidad[2].

En la campaña electoral precedente a las elecciones, las dos formaciones principales, Popolo delle Libertà ( PdL: una alianza entre Lega Nord, Alleanza Nazionale y Forza Italia, liderada por Sivlio Berlusconi[3] ) y el Partido Democratico (PD: alianza de fuerzas centro-católico-progresista de Walter Veltroni), se preocuparon más en afirmar el riesgo de la dispersión del voto a favor de los partidos radicales[4], que en un verdadero confronto sobre programas de gestión del país. Los temas económicos, ambientales y laborales fueron dejados a un lado, como si fueran cuestiones ya resueltas y no concernientes con la política.

La afluencia de los votantes fue de 80%, la coalición ganadora sumó el 46.8% de las preferencias y el segundo partido el 37,5%[5]. El resultado puramente matemático indica que el gobierno de 60 millones de personas es determinado por 17 millones ( 28,3% de la población).

A causa de la barrera electoral del 4%, la mayoría de los partidos de oposición, - algunos de estos hicieron parte de la historia italiana - se quedaron fuera del Parlamento, de tal manera que la única oposición será la del Partido Democratico, que ya se declaró a favor de un clima de concertación armónica con el gobierno, proponiendo una colaboración critica y esperando su turno de mando, asegurado por el nuevo orden bipartidos para la gobernancia.

El resultado de las elecciones entregó, entonces, el país al PdL, propugnador de valores conservadores y xenófobos, y a su líder Berlusconi, el hombre más rico de Italia, dueño de la misma información que hizo de “grancassa” a los problemas de la inmigración. En la Camera dei Deputati han entrado 14 diputados prejuzgados por crímenes, que van de la violencia personal al robo de dinero publico y asociación mafiosa.

¿Es suficiente un 28,3% de la población para vincular un país a la actividad de un gobierno de 5 años?

¿Elecciones democráticas siempre dan como resultado un gobierno democrático?

Preguntas que obligan algunos a moldear el mismo concepto de democracia hasta la contradicción, para adaptarlo a la realidad en el cual vivimos.

Lo que es cierto es que las elecciones italianas fueron condicionadas por un clima de emergencia nacional sobre el peligro de los emigrantes clandestinos y la propaganda se concentró en el miedo, de tal manera que ganaron los que mejor lograron ofrecer una solución para la seguridad publica, aún si el costo era una disminución de derechos.

De aquí, la incertidumbre ha llevado al reconocimiento – de estampa fascista – de un enemigo de lo status quo, que no son los que gobiernan y manejan los flujos de capitales, sino los que quieren sobrevivir en este flujo. El paradigma de la “defensa del territorio” ha ocultado las relaciones sociales dominantes y el vació del gobierno en la administración del Estado, alimentando un “populismo posmoderno donde la comunidad ve los carnífices reivindicar una heterogénesis de fines con sus victimas”[6].

Bryan Barry[7], politólogo estadounidense, concentra la democracia hasta un proceso que debe prescindir de los resultados producidos – tales como igualdad sustantiva, el respecto por los derechos humanos, preocupación por el bienestar, la libertad personal y el derecho, proponiendo una visión que lleva el cinismo del funcionalismo hasta la aberración. En contra de esta visión, se subraya la necesidad de incluir en el ideal político democrático algunos valores éticos como la justicia, la solidaridad, el respecto de las minorías y de la dignidad humana[8].

Como expresión de la voluntad de la mayoría, un gobierno democrático debería llevar a una ampliación de los derechos y del bienestar para todo los ciudadanos y defender del peligro del privilegio para pocos. Desde la contradicción entre aspiraciones y resultados, nace la critica a un concepto que ha caído en una indefinición patente, y también su posición como “principio motor de las propias sociedades”[9] pierde el sentido frente a una democracia que se aprecia más como un “instrumento” social, para asegurar la confluencia y síntesis de fuerzas en función de la búsqueda de alternativas sociales a la crisis.

¿Los gobernantes, al pertenecer o identificarse con las elites, no niegan de facto la democracia al defender más los intereses de los sectores dominantes que los de la clase dominada?[10]

De hecho, la transformación del sistema político se mueve hacia un escenario donde los intereses comunes desvanecen en favor de una compra-venta de favores, clientelismo en cada nivele y compromisos con intereses facciosos y antipopulares. Los proyectos actúan a corto plazo y con interés hacia la visibilidad inmediata. Los políticos manifiestan sus incompetencia cultural, laboral y ética.

¿Dónde esta la dimensión utópica de la democracia “que se asocia a las aspiraciones de igualdad, libertad, soberanía, equidad, justicia, participación, solidaridad”? [11]

No estoy seguro que el ideal igualitario de la democracia se cayó totalmente, pero en frente a la pobreza de esperanza, no me asombro si el pueblo prefiere dejar su poder, que parece cada día más ilusorio, por la certidumbre de la comida.

¿Puede sobrevivir la Democracia en un Estado que lleva al extremo las consecuencias de las políticas neoliberales?

El fracaso de la política del modelo estatal socialista no constituye necesariamente una prueba de que el modelo liberal haya sido correcto. El triunfo de la política hegemónica no debe equipararse con un triunfo ideológico, es decir con la comprobación de la superioridad verdadera del modelo democrático liberal.

Los lideres políticos hablan en nombre de la comunidad internacional y actúan frente al resto del mundo, especialmente del llamado Tercer Mundo, como conciencia ideológica y moral. El parlamentarismo se presenta como la quinta esencia no sólo de la constitucionalidad del Estado, sino también de la libertad y de los derechos humanos como base legitimadora del sistema democrático por antonomasia. El vinculo conceptual entre representación y democracia es elevado al grado de dogma, lo cual excluye toda alternativa ideológica y postula la correspondencia lógica entre ambos conceptos.

Con el capitalismo emerge la ideología de la igualdad para ocultar la desigualdad; aparece la ideología de la propiedad privada para esconder la explotación del trabajador; en fin, “deviene la ideología de la libertad (jurídica) para encubrir la opresión gubernamental”[12] .

“Un fantasma recorre los sistemas políticos de América Latina y del mundo, el de la crisis de la democracia representativa”[13].

En el caso del continente Latinoamericano, la lucha por la democracia he sido estrictamente ligada a la lucha para la justicia social. Los estados que surgieron después de las independencias se encontraron con una “herencia” colonial que se perpetraba en el modelo económico-social caracterizado por un bajísimo nivel de desarrollo de las fuerzas productivas y por relaciones sociales de producción basadas en la esclavitud y la servidumbre.

En América Latina se formó una oligarquía que de echo se repartió con la transnacionales las riquezas basada en las exportaciones primarias, así que el excedente económico fluía hacia el exterior para convertirse allá en la fuerza del capitalismo industrial y dominador.

En este proceso de “desacumulación originaria” [14] a lo largo de tres siglos, los países latinoamericanos vinieron perdiendo sus plena independencia económica por la acción del capital extranjero, que actuaba en una etapa de acumulación en escala mundial, y las elites locales volvieron más poderosas. De tal manera la lucha para la democracia se ligó a las reivindicaciones de autonomía nacional, no logrando totalmente ninguno de los dos, hecho que constituyó un handicap para el desarrollo posterior de la sociedad.

El problema agrario y la situación de dependencia quedaron contradicciones no resueltas en la transición de la fase oligárquica a la burguesa; estas persistencias de la base oligárquica y del sistema de explotación y dominación deben ser tenidas presentes al momento de entender los procesos de democratización que se sucedieron y también se han truncado.

Según Cueva, el modelo económico del las dictaduras en América Latina “iba a permanecer intacto y hasta acentuar algunos de sus rasgos más negativos “[15] y aún cuando les dictaduras se acabaron, los movimientos populares no lograron ampliar sus derechos hacia el Estado neoliberal y cumplir el proceso democrático.

Las relaciones de mercado, como las relaciones entre estados, se conforman en parámetros de fuerza – poder económico y potencia bélica – profundamente antidemocráticos. En la “radical asimetría”[16] entre demandas sociales y capitalismo, no se pudo construir un orden democrático estable; el criterio de justicia se abandonó en favor de la mercantilización de los derechos sociales transformados en bienes.

El avance de la democracia hizo que una serie de condiciones sociales se transformaran en derechos (salud, educación...) gracias a su desmercantilización, por lo tanto, un indicador del desarrollo social y democrático consiste en ver cuántas de estas cosas son mercancías y cuántas derechos.

En el contexto latinoamericano de pobreza y de subordinación al mercado, donde “el hombre navega en sus aguas, capea temporales, aprovecha de los vientos, se guía por las estrellas y utiliza las mareas para establecer su rumbo”, a veces es mejor conocer “las leyes del mercado, en beneficiarse de ellas, en aprehenderlas y en no olvidarlas”[17] que perseguir las reglas democráticas porque la forma que se presenta hoy, este funcionamiento puede volverse cada vez menos atractivo para los ciudadanos.

“El Estado liberal no tiene obligación alguna con la felicidad de los ciudadanos, sólo el compromiso de hacer posible el ejercicio de los derechos, la felicidad incumbe a la vida privada; por lo tanto, cada cual tiene que buscársela”[18].

¿ Qué relación existe entre el bienestar de la población, la gobernabilidad de un estado y la ampliación de la participación democrática?

Frente a la crisis de la democracia liberal, las propuestas que quedan en una continuidad del sistema capitalista, hacen referencia a la responsabilidad de un nuevo pacto social entre estado, ciudadano y mercado.

La propuesta de Guillermo O’Donnel se concentra sobre la rehabilitación de un estado democrático de derecho, donde todos tiene que estar sujetos a la autoridad legal y nadie esta en la cima de las reglas. La democracia política es el resultado de una apuesta institucionalizada, universalistica e inclusiva[19] garantizada por existencia de un sistema legal que establece derechos participativos y libertad política y actúa en favor del desarrollo humano. En este ambiente puede prosperar el agente de los derechos civiles, sociales y políticos, es decir el ciudadano integral.

En el ciudadano están resumidas todas las capacidades y las posibilidades del ser humano: razón practica y autonomía para decidir de su vida, con capacidad cognitiva y responsabilidad[20]. Mucha importancia tiene el contexto social que permite un intercambio de información libre, pluralista y no monopolizada y la emergencia de un espacio publico de discusión en el contexto de una visión social del derecho individual de expresión. El autor, justamente, subraya que en condiciones de privación material, el agente autónomo desaparece, de tal manera que la primera tarea del estado seria alcanzar las más elementales capacidades - vida larga, saludes, reconocimiento social y estándar de vida decente – al conjunto de su población, sin exclusiones.

En el mismo sentido va otra autora de la democracia participativa, Evelina Dagnino, una autora brasileña que ha producido una optima reflexión sobre los temas de la inclusión y participación como base de una sociedad democrática[21].

La tesis de la autora es que el debate contemporáneo sobre la democracia en América Latina se ha producido por tres procesos - I) consolidación de hecho de la democracia electoral, II) profunda insatisfacción para la justicia social, eficacia gubernamental e inclusión política (decepción ciudadana) , III) experimentación democrática basada en la extensión y generalización de los derechos, apertura de espacios publico, participación y inclusión gracias, también, a la aparición de nuevos discursos políticos llevados por ONU y ONG’s y la revaloración del papel de la sociedad civil a favor de la democracia y la gobernabilidad. Su perspectiva de democracia participativa se funda en la ampliación a través de un sistema articulado de instancias de intervención ciudadana que debe moverse entre los espacios heterogéneos de las instituciones y de los partidos políticos. Pasando por todos los niveles de poder, la reforma democrática sale por una toma de conciencia general en la cual se hace manifiesta la vinculación entre acción y representación que lleva a la formulación de proyectos políticos, es decir “el conjunto de creencias, intereses, concepciones, representaciones de lo que debe ser la vida social, los cuales orientan la acción política de los diferentes sujetos”[22]. De hecho, la consolidación democrática pasa por una fuerte correspondencia entre proyecto democrático en la sociedad civil y proyecto político en la sociedad política.

El modelo teórico, y algunos resultados regionales, parecen mostrar que la vía no conflictiva pueda efectivamente cambiar en parte el esquema de explotación antidemocrática propia del sistema capitalista.

Lo que no es claro es ¿cómo se va generando esta “toma de conciencia” colectiva en grado de generar un cambio en las estructuras estatales, política, social y por fin, económica?

¿Cómo se elimina el hambre que impide al hombre de acercarse a la vida publica como agente de derechos?

Observadores más radicales denuncian el engaño de los promotores de la globalización y las organizaciones internacionales por contratar asociaciones voluntarias (ONG) para convertirlas en sus agentes, como “socios estratégicos”, para descomprimir brotes revolucionarios en zonas rurales, a los efectos de proporcionar a los campesinos pobres y al sector popular una alternativa a los movimientos sociales (definidos por Petras como depósito de fuerzas de resistencia contrahegemónicas) y sus políticas antisistémicas radicales[23]. En efecto, los abusos del sistema capitalista son denunciados, pero esto no desemboca en una critica de su lógica y, al tiempo que manifiesta el deseo de cambiar los paradigmas, resulta ineficaz a largo plazo.

De tal manera que la ayuda internacional y las ONG’s que lo manejan, se consideran los portadores de una sociedad civil “angelical” que opera como válvula de escape, limitando los daños y las pulsiones autoritarias del neoliberalismo, garantizando su estabilización, su viabilidad y la gobernabilidad.

Este escenario es lo que la Dagnino denuncia como “Confluencia perversa”, es decir la utilización de elementos del proyecto participativo por parte del proyecto neoliberal. Se utilizan las mismas palabras y referentes pero con otro significado para minimizar el conflicto ligado a la politización de los movimientos sociales.

La noción de ciudadanía, central en la propuesta participativa, va a perder su sentido en las medidas de gobernabilidad. La primacía del mercado debe extenderse al conjunto de la sociedad y el gobierno se transforma en “proveedor de servicios” y los ciudadanos en clientes, se disuelve el núcleo de la idea de derechos universales, se eliminan los derechos sociales - que son el obstáculo a la libre acción modernizante del mercado -; en la gestión de la política social se pone esfuerzo localizado a sectores en situación de riesgo, se pone énfasis en la integración al mercado como consumidor y productor, se actúa una transferencia de las políticas sociales a las organizaciones de la sociedad civil, a la filantropía y al voluntariado reduciendo la ciudadanía a la solidaridad con los pobres.

Empieza a prevalecer la idea de que el peor peligro para la democracia misma es su ampliación, un exceso de demanda social significaría un déficit en la Gobernabilidad – por lo que la conducción debe estar en manos de los grupos entrenados en el Poder, una tecnocracia completamente desideológizada y lista para captar la máxima ganancia a corto plazo.

Aumenta el conflicto, la gobernabilidad y la represión tienen un tiempo limite de acción, después de que las protestas pueden estallar nuevamente y con mayor fuerza.

En este escenario de emergencia, los programas de ayuda se revelan como alcance inmediato de una mejor condición de vida para la población y ofrecen un manejo rápido por parte de unos encargados temporales de situaciones de riesgo.

Mi hipótesis es que las medidas de gobernabilidad evitan un congestionamiento del conflicto de amplio plazo y atrasan el confronto entre el modelo capitalista y la demanda democratizadora; por otro lado, en una perspectiva futura, los estímulos empujados por la concepción solidaria pueden ser incorporados en la formulación de un sujetó social en grado de “negociar” más activamente los derechos y la participación política con los Estados y los actores de la globalización.

“Hay que aceptar a pesar de las criticas que se pueden hacer a la democracia formal que brinda recursos institucionales para la mejor expresión y defensa de los distintos intereses y para la resolución de los conflictos y antagonismos sin salidas militares o autoritarias”[24].

El lema de la gobernabilidad es: “el futuro está diseñado y en él no hay lugar para el caos y la incertidumbre”[25]. Mi pregunta es: ¿Hasta cuándo?

¿Cuáles son los objetivos y las aspiraciones de los ciudadanos?

¿Traspasan los horizontes contingentes de un mercado protegido y de una participación limitada en el bienestar?

¿Qué entienden los otros por democracia?

Quién sabe si los políticos y los administradores hacen estas reflexiones de vez en cuando, o si el ámbito del pensar se queda exclusivo para uso de los académicos y los estudiantes.

Lo que se puede concluir partiendo de las experiencias italiana y latinoamericana, es que la democracia no es el fruto de orden y leyes, sino que es la que determina que las leyes sean las más justas y que produzcan un desarrollo social para todo el pueblo.

La democratización no es un proceso terminado; y su camino procede por tantas rutas que ni siquiera se puede hablar de una vía segura hacia un resultado cierto.

Más vale hablar de la democratización como una tendencia hacia la justicia social y la inclusión, perseguida en defensa de de las minorías que tienen poco y contra los intereses de los pocos que tienen mucho.



[1] Kochler Hans, “La democracia en el campo de tensión entre la teoría y la realidad”

[2] Con un juego de palabras, la ley electoral n.270 (5 dic 2005) fue definida “Porcellum” porque, por misma admisión de su promotor, era un “cochinería”.

[3] La misma existencia en la actividad parlamentaria de Berlusconi - dueño del trust de la información italiana - es un hecho anticonstitucional.

[4] La extrema derecha se presentó con un programa xenófobo tan igual a lo del PdL que no lograron ser una alternativa. Las formaciones de izquierda se presentaron divididas en cuatro partidos que luchaban entre ellos en el definirse la alternativa más crítica.

[5] Datos oficiales de la Camera dei Deputati, referidos por el Ministero dell’Interno: http://www.interno.it/

[6] “Il Manifesto” pub. 31/05/2008. Escrito por Benedetto Vecchi.

[7] -Berry B., “Democracy and Power, Oxford, Clarendon Press, 1991, p.25 - citado en Dieterlen P, “Democracia y moral”, p.149.

[8] Dieterlen Paulette, “Democracia y moral”

[9] León Samuel, “La democracia como problema”, p. 108

[10] Rodríguez Araujo Octavio, “ Democracia y partidos” p. 13

[11] Magallon Anaya Mario, “La Democracia en América Latina” , p.41

[12] Núñez Tenorio José Rafael, “Nuevas alternativas para la transformación de la democracia” p.154

[13] Magallon, 2003, p.45.

[14] Cueva Agustín, “El desarrollo del capitalismo en América Latina”, p.7

[15] idem, p.7

[16] Borón Atilio, El capitalismo y las Democracias en América Latina”, p.36

[17] Roitman Rosenmann Marcos, “Las razones de la democracia en América Latina”, p.28

[18] Magallon, 2003, p.47

[19] O´Donnell Guillermo, “Democracia, Desarrollo Humano y Ciudadanía: Reflexiones sobre la calidad de la Democracia en América Latina”, p.45

[20] Idem, p. 40

[21] Dagnino Evelina, “La disputa por la construcción democrática en América Latina”, p. 18

[22] idem, p. 50

[23] Petras James y Veltmeyer Henry,” Movimientos sociales y poder estatal”, p. 73

[24] Castro Teresa, “Poder y política en América Latina”, p.30

[25] Roitman, 2006, p.37