sábado, 1 de diciembre de 2007

Y este es el proyecto de investigacion... (beta version)

La cooperación internacional como estrategia para

el desarrollo de la sociedad civil y la democracia:

el comercio justo en las comunidades cafetaleras

de Centro América.

INTRODUCCIÓN Y PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

La evidente y creciente disparidad en la repartición de riqueza entre las naciones y, al interno de éstas, entre la población, ha puesto en discusión el sistema económico que, desde la caída del bloque soviético, se aceptó como único posible y deseable para asegurar democracia, libertad y prosperidad en todo el mundo: el sistema capitalista.

Los críticos del sistema capitalista ponen el énfasis sobre el peligro para la democracia y la autodeterminación nacional (e individual) que conlleva la aplicación de políticas neoliberales como sistema de control y explotación, por parte de los estados económicamente más avanzados hacia los países subdesarrollados.

En el sistema mundial, los países que tienen una industrialización limitada y una economía de mera exportación son los que más sufren los abusos de la económica globalizada y los que más permanecen sometidos a la voluntad de los países ricos.

Cada día más profundamente, la población mundial está implicada en las relaciones sociales determinadas por el mercado: directamente en la dinámica capital/trabajo y salario; indirectamente por mecanismos como la fijación de los precios de los productos agrícolas de exportación o de las materias primas, la deuda externa, la apertura de los mercados, la fluctuación de la moneda y la especulación financiera.

Para los críticos, los efectos de las políticas neoliberales se observan en la desarticulación del tejido social debido a la atomización generada por la pobreza y la incertidumbre, y a la exclusión de sectores crecientes de la población en un proyecto nacional de gran alcance. Además, consideran la falta de sistemas reguladores de la economía y amortizadores sociales que conlleva a cuestionar el papel del Estado, su legitimidad y su capacidad democrática.

En este contexto, y atrás del debate entre ideas radicales y reformistas para una solución del problema, los gobiernos de los Países del Primer Mundo promueven políticas “poscapitalistas” de ayuda hacia los Países del Tercero, obteniendo varios resultados.

Declarado en una comunicación oficial[1] de la Comunidad Europea sobre el comercio justo, el instrumento de las políticas “compensativas” es la promoción de organizaciones civiles que operan en actividades de apoyo y cooperación internacional para la lucha contra la pobreza y la introducción de principios de solidaridad en las relaciones comerciales.

En particular, el “comercio justo” tiene su primera expresión internacional en la década de los sesenta (entre productores de café mexicanos y el mercado holandés) e, impulsada desde los foros de Naciones Unidas, toma auge en los años noventa. Actualmente es acogida por multitud de ONG’s (Organizaciones No Gubernamentales) internacionales que de forma ampliada están abriendo espacios para el “intercambio comercial justo” entre las naciones.

Específicamente, estas redes se han venido creando entre los países desarrollados del Norte – donde se localizan los compradores y las organizaciones vinculantes - y los países pobres del Sur – los productores - como una estrategia de desarrollo para las pequeñas comunidades rurales. La concepción central es que las prácticas de comercio justo, al poner énfasis en las responsabilidades tanto de los productores –responsabilidades ambientales y sociales -, como de los comercializadores – pago de precios justos y a tiempo - y de los consumidores – pagos social y ecológicamente sustentables -, se plantean como una alternativa a las prácticas hegemónicas de intercambio capitalista basadas en la máxima ganancia.

El comercio justo pretende tener un efecto tangible en la vida cotidiana de las comunidades a través de acciones económicas de financiación de las actividades productivas, que están vinculadas con acciones que favorezcan el desarrollo de toda la población sin exclusiones. La unión en cooperativas, la construcción de escuelas e infraestructuras, la atención hacia la calidad “sustentable” de los productos están en función del establecimiento de un tejido social solidario y democrático capaz de regularse y fortalecerse autónomamente.

Aún afuera de las intenciones oficiales, los programas de apoyo sustituyen -en parte- el rol del Estado como moderador entre sociedad y mercado, y construyen una red de intereses comunitarios que está en la base de la formación de una sociedad civil.

Paradójicamente, mientras de un lado el Estado falta en su prerrogativas, del otro se fortalece una sociedad que pide más capacidad para participar en la formulaciones de políticas publicas hacia un ideal de democracia participativa.

Mis preguntas son:

En las formulaciones de los programas de cooperación internacional ¿Está previsto un cambio radical de las formas de gobierno de los Países apoyados?

A través de estos programas ¿La sociedad civil puede entrar en un proceso de toma de conciencia y reivindicar un cambio total de las instituciones estatales y económicas?

Dependiendo de los distintos grados de democratización ¿Cómo influye la creación de una sociedad civil en los Países de Latinoamérica?

Mi estudio quiere ir más allá para enfocarse en los aspectos de promoción sociales que llevan a una toma de conciencia colectiva y totalmente endógena por parte de las comunidades campesinas, al fortalecimiento de la sociedad civil como condición para el reconocimiento de un pleno derecho de ciudadanía y participación política, la inclusión de los productores en las elegidas macroeconómicas y la demanda de una mayor democratización nacional.

Otro aspecto que quiero estudiar, es la validez de la alternativa del comercio justo como ideal de lucha “autolimitada”, encabezada por movimientos civiles, que intenta resolver el conflicto entre trabajo y capital de forma pacífica y que responsabiliza a los consumadores del Norte para un consumo “critico”. Además, es una operación financiaría en crecimiento: durante el 2005 en la Unión Europea el comercio justo alcanzó una facturación de 660 millones de euros. Siempre en la UE, son más de 79 mil los puntos de venta que tratan bienes solidarios. En Italia la “bolsa justa” percápita es de 35 centavos de euro. Las tiendas suman en total 5100 y los trabajadores 60 mil.

OBJETIVOS E HIPÓTESIS

Preguntas centrales de investigación

  • ¿Puede la cooperación internacional catalizar un proceso de democratización de la sociedad?
  • ¿Las ventajas propuestas a las comunidades por el comercio justo, pueden volverse en conquistas de derechos sociales extendidos?
  • ¿Las políticas de intervención limitada y regional de los proyectos internacionales de comercio justo, pueden transformarse en un modelo de interés nacional?
Objetivos centrales
  • Determinar las estrategias sociales de las políticas solidarias y su impacto sobre las comunidades productivas.
  • Analizar el empuje hacia la creación de una sociedad capaz de pedir derechos y certidumbre.
  • Valorar los ejemplos de las comunidades productivas involucradas en la cooperación internacional, para estimular políticas más amplias a nivel estatal.
Hipótesis central
  • Los valores declarados en los principios del comercio justo, son valores éticos universales que se asocian en conjunto a los ideales de ciudadanía y que fomentan la participación política incluyente para todos los sectores populares.
  • En los programas de apoyo, mucho énfasis es puesto en la capacitación de la comunidad para llevar a cabo su desarrollo autónomamente. El objetivo es la creación de un interés comunitario para el mantenimiento de una “justa” dirección social. ¿Cómo se puede desarrollar el interés comunitario y una conciencia nacional?
  • Algunos Estados usan la ayuda solidaria como parte de las políticas sociales en el país; sin embargo, las intervenciones son limitadas y no pueden abarcar la totalidad del territorio. Los gobiernos tienen que usar las propuestas para implementar políticas de verdadero alcance nacional.
Preguntas particulares
  • ¿Cómo opera el comercio justo en el contexto del sistema económico neoliberal?
  • ¿Puede consolidarse el comercio justo como una alternativa al mercado dominado por las corporaciones transnacionales?
  • ¿Qué objetivos sociales y económicos busca alcanzar el comercio justo?
  • ¿Cuáles son los mecanismos de financiamiento de las actividades de cooperación?
  • ¿Qué beneficios reciben las comunidades que participan en las actividades del comercio justo?
  • ¿Qué valores éticos comparten con las organizaciones “justas”?
  • ¿Cómo manejan los financiamientos recibidos? ¿Cómo se modifican las relaciones de producción y la distribución de los ingresos?
Objetivos particulares

· Analizar la estrategia económica del comercio justo. Los mecanismos mediante los cuales opera y afirma su capacidad de sobrevivencia, adaptación y desarrollo en antitesis al sistema capitalista neoliberal.

  • Valorar la posibilidad de afirmación y consolidación del comercio justo como una alternativa viable para los pequeños productores frente a las grandes corporaciones.
  • Investigar si los resultados sociales y económicos en las comunidades que participan del comercio justo cubren las expectativas iniciales y permiten proyectar objetivos ampliados para el futuro.
  • Establecer cuáles son las formas de financiamiento de las actividades de las organizaciones; qué proporciones se destinan a su propia sustentación; cuáles son los entes gubernamentales interesados en apoyar la cooperación internacional y cómo vinculan los presupuestos otorgados.
  • Definir qué beneficios reciben las comunidades productivas: financiamientos a largo y corto termino, infraestructuras (carreteras, escuelas, instrumentos), sociales y estratégicos (aprendizaje de nuevas formas organizativas, técnicas productivas y comerciales).
  • Observar cómo las comunidades reciben los valores éticos importados y propuestos por las asociaciones europeas: cuáles son aceptados o rechazados y por qué.
  • Analizar cómo se modifican las estructuras productivas y la redistribución del ingreso en las comunidades: cómo se utilizan las inversiones solidarias; cómo se forman los organismos que manejan el dinero; cómo se aplican los criterios de participación colectiva en la toma de decisiones y que tanto son compartidas entre los miembros de la comunidad; cómo es programada la producción entre los trabajadores; cuáles productos se eligen y cómo se determinan los precios.
Hipótesis particulares
  • La perspectiva liberal considera la expresión “Comercio Justo” una tautología, en cuanto que “comercio” implica un intercambio voluntario entre dos partes que no tendría lugar si ambos no partieran de la convicción de tener un beneficio. Sin embargo, algunos economistas sostienen que este recíproco beneficio está balanceado a favor de las grandes corporaciones transnacionales, que actuando de forma coordinada en el mercado internacional se enfrentan al productor como un único comprador con la capacidad de manipular la demanda y crear un régimen de monopsonio[2].
  • Puesto que los términos de intercambio en el mercado global, regidos por los parámetros capitalistas de búsqueda de la máxima ganancia, provocan una situación de inequidad entre el pequeño productor primario y la corporación exportadora, el comercio justo se presenta como una alternativa que busca contrarrestar los problemas de polarización, exclusión y pobreza que son generados por el “libre mercado”, poniendo el acento en la importancia de la toma de conciencia crítica por parte del consumidor de los países ricos.
  • En los objetivos del comercio justo está expresada la idea de intervención limitada temporalmente, es decir, ayudar y enseñar a la comunidad hasta que por si misma sea capaz de operar en el mercado global. Bajo esta concepción, los financiamientos tienen que privilegiar la formación profesional y la creación de infraestructuras.

Así mismo, en los principios de intervención también se maneja la idea de crear una alternativa permanente al mercado libre, favoreciendo la ayuda directa en forma de subsidios[3]. Mi investigación se enfocará en cómo entienden los productores esta ayuda y qué grado de libertad tienen para manejarla.

  • Otra cuestión expuesta es sobre la exportación de los valores éticos – como la prohibición del trabajo infantil y la democratización de las decisiones productivas – que a vez se insertan en la tradición campesina ya presente, pero que pueden no ser totalmente compartidos por las comunidades.

PLANTEAMIENTO TEÓRICO – METEDOLÓGICO

De acuerdo con la Carta de Principios del Fairtrade Labelling Organizations International (FLO) [4] , el comercio justo se propone mejorar las condiciones de vida de los productores creando un sistema de mercado protegido y seguro. Además, promueve la participación colectiva y compartida de todos los miembros de la comunidad, impulsando así condiciones laborales mejores entre géneros y edades. Finalmente, en el marco de la concepción de un desarrollo integral y sostenible de las comunidades, incorpora los siguientes principios:

  • prohibición del trabajo infantil;
  • participación comunitaria y sin discriminación en las decisiones sobre el proceso productivo y de comercialización;
  • escolarización y formación profesional de los niños y jóvenes:
  • desarrollo de actividades productivas ecológicamente sustentables;
  • cooperación entre los productores;
  • creación de un mercado interno.

Para impulsar y respaldar estos propósitos las organizaciones establecen canales de comercialización alternativos a los dominantes, a través de los cuales se asegura que:

  • los compradores asumen el costo de compra a precios mínimos garantizados y determinados en acuerdo con los propios productores;
  • se establecen cuotas fijas de compra de la producción;
  • se estipulan contratos de larga duración;
  • y en algunos casos el importador concede la capacitación para el desarrollo de las técnicas de producción y prefinancia las actividades.

De este modo se intenta contrarrestar la incertidumbre de las comunidades generada por los siguientes factores:

  • los precios subvaluados que son establecidos por sujetos fuertes (multinacionales, cadenas comerciales) independientemente de los costos de producción;
  • la falta de conciencia sobre los mercados y las condiciones en los que se comercializa su producto;
  • el retrazo de los pagos por la producción, situación que favorece el endeudamiento de los sujetos que solicitan crédito para iniciar el siguiente ciclo productivo;
  • utilización de técnicas de producción intensiva que se revelan particularmente negativas para el productor y su comunidad;
  • el recurso al trabajo de población “tutelada” (mujeres embarazadas y niños);
  • y la exclusión de personas de baja productividad (ancianos, discapacitados).

El comercio justo no pretende afrontar directamente el problema de la crisis del sistema capitalista y se pone en el campo de las medidas de atenuación del conflicto y reducción de la pobreza. Además, las soluciones llegan directamente de los mismos Países que orquestan el mercado mundial, y que están orientados más hacia políticas de compensación que de justicia.

Algunos estudiosos observan que la cooperación internacional obra sin asumir los factores estructurales de los fenómenos de explotación y opresión que sancionan las relaciones políticas, económicas y sociales. Sostienen que las ONG se consideran los portadores de una sociedad civil “angelical” que opera como válvula de escape, limitando los daños y las pulsiones autoritarias del neoliberalismo, garantizando su estabilización, su viabilidad y la gobernabilidad. (M. Modonesi, 2005)

En efecto, los abusos del sistema capitalista son denunciados, pero esto no desemboca en una critica de su lógica y, al tiempo que manifiesta el deseo de cambiar los paradigmas, resulta ineficaz a largo plazo. (F. Houtart, 2001)

Observadores más radicales denuncian el engaño de los promotores de la globalización y las organizaciones internacionales en el contratar asociaciones voluntarias (ONG) para convertirlas en sus agentes, como “socios estratégicos”, para descomprimir brotes revolucionarios en zonas rurales, a los efectos de proporcionar a los campesinos pobres y al sector popular una alternativa a los movimientos sociales (definidos por Petras come depósito de fuerzas de resistencia contrahegemónica) y sus políticas antisistémicas radicales. (J. Petras, 2005)

Seria demasiado pretender cambios de estructura radicales por las ONG’s y las organizaciones internacionales, como seria bastante ingenuo creer que la ayuda sea solo una generosa contradicción del modelo capitalista.

El balance económico todavía favorece a los dueños del mercado y el neoliberalismo fortalece sus decisiones. El sistema está cerrado a la mayoría de la población que vive en el hambre y en la pobreza.

En este escenario de emergencia, los programas de apoyo se revelan como alcance inmediato de una mejor condición de vida para las comunidades campesinas, y mi hipótesis es que, en una perspectiva futura, los estímulos empujados por la concepción solidaria del mercado sean incorporados en la formulación de un sujetó social en grado de “negociar” los derechos y la participación política con los Estados y los actores de la globalización.

Partiendo de estudios de caso, quiero analizar los efectos sociales y económicos del comercio justo sobre determinadas comunidades campesinas de productores que participan en algún modo en los programas del comercio justo.

Todavía no están definidos los lugares en que voy a trabajar, pero es mi intención confrontar dos comunidades de Centro América que se diferencien notablemente por su problemática social y por su contexto con el objetivo de evaluar los diferentes resultados que genera las prácticas de comercio justo como modelo de desarrollo: una comunidad de Costa Rica – nación que desde mucho tiempo conoce estabilidad democrática - y una de Guatemala –que ha concluido un largo periodo de guerra-.

Mi investigación tomará en consideración el periodo a partir del 1990, y se enfocará sobretodo en las comunidades productora de café – exportación principal de los estado cafeteros y producto emblemático del comercio justo – que trabajan en cooperativas (Coocafe en Costa Rica y PT’s Coffee en Guatemala).

Parte esencial de mi investigación será la observación en situ de la vida en las comunidades campesinas que participan en el comercio justo y la recolección de materiales y testimonios del desarrollo de la vida civil.

Retomando que mi interés es narrar la historia desde el punto de vista de los protagonistas, parte importante de mi investigación son entrevistas de tipo cualitativo: que se efectuarán entre las personas ligadas al mundo de la producción y de la cooperación que han tenido experiencias directas con el tema de mi investigación.

Se prevé un numero mínimo de treinta entrevistas que serán grabadas, trascritas y, cuando sea necesario, traducidas. En el plano general de la investigación no se omitirán experiencias importantes de otras personas que no fueran contempladas originalmente.

La investigación tomará en examen datos de tipo cuantitativos -estadísticas económicas y sociales– y revisará la legislación vigente en Europa y en Centro América en materia de economía y cooperación.

Además, puedo revisar toda la ancha bibliografía, hemerografía y fuentes electrónicas, audiovisuales y fotográficas ya existente.


[1] Comunicación de la Commissione al Consiglio, del 29 de nov. 1999, sobre el “commercio equo e solidale”

[2] Monopsonio es definido como un mercado en el que opera un único comprador, lo cual permite que éste influya el precio que debe pagar por la cantidad de bienes intercambiados en el mercado, reduciendo de ipso el poder de negociación de los productores para el establecimiento del precio.

[3] Es interesante el contraste entre la solidariedad de origen anglo-sajona – donde la ayuda está enfocada a la inserción del individuo en la sociedad de la cual está momentáneamente excluido y la solidaridad de origen católica – de forma más caritativa, donde la ayuda es entendida como una protección contra la sociedad - .

[4] La FLO establecida en 1997, es una asociación de 20 Iniciativas de Sello que promocionan la certificación y el consumo de productos en sus respectivos países.

miércoles, 28 de noviembre de 2007

ENSAYO PARA LA MAESTRIA DE ESTUDIOS LATINOAMERICANOS DE LA UNAM.

Exponga y argumente algunas tesis básicas del pensamiento 
latinoamericano sobre el estado, la sociedad civil y la nación.

 

Con enfoques distintos debido a los años de publicación, la ideología personal y la elección metodológica, los autores de los textos indicados intentan hacer un análisis de la historia y de los procesos sociales del continente latinoamericano desde el proceso de descolonización hasta los eventos más contemporáneos.

Los textos se enfocan principalmente sobre la peculiaridad de la formación del estado moderno en Latino América y de las relaciones entre estos y los actores que han participado en su creación, las formas en que se establecieron las relaciones de poder y los proyectos políticos llevados a cabo en los distintos países en el curso de la época moderna.

Todos los autores no esconden una critica al carácter excluyente en la formación del Estado nacional, así como en la escasa participación de la población en los proyectos políticos de los gobiernos nacionales. Parte integrante de las análisis es el concepto permanente de crisis.

Tomando como referencia la recién rebelión zapatista de Chiapas, Villoro se pregunta si no estamos viviendo el fin de la época moderna. El autor intuye atrás de la rebelión los síntomas de la crisis del Estado nacional y de su proyecto hacia el futuro que implican también la crisis de la idea de modernidad y de sus valores de progreso y desarrollo social (Villoro, 1998).

En la análisis de la formación del Estado nacional en América Latina, se identifica la afirmación de una cultura hegemónica expresada por un grupo que se siente desligado de todos los vínculos comunitarios y confía en su proyecto político de modernización mediante la homogeneización de la sociedad. Por esta parte, que corresponde al grupo criollo y mestizo (clase media letrada), surge el nacionalismo ligado a la idea de una nueva sociedad y a las reivindicaciones de los cargos importantes que habían ocupado los europeos.

En ese contexto, la formación de Estado nacional cruzó tres etapas en las relaciones con la madre patria: estatuto de nación súbdita del rey de España pero con igualdad de derechos; estatuto nación soberana con intención democrática y revolucionaria; instauración del Estado moderno, burgués y federal – en cuanto ligado todavía a interés político locales.

En la instauración del modelo liberal fundado en el dominio sobre una sociedad de individuos en contraste con la concepción indígena de comunidad y el ideal zapatista de colaboración, Villoro identifica el germen de la crisis que ha llevado a la división de México en una parte “occidentalizada” separada da la parte “profunda” al margen del proyecto modernizador neoliberal.

En su ensayo La Nación problemas teóricos e históricos (contenido en el texto de Lechner: Estado y política en América Latina, 1981), Torres Rivas plantea su cuestión sobre el origen del Estado: ¿De qué nación se trata?

Retomando las teorías de Hobsbawm, el autor concluye que el proceso de constitución del Estado nación en Europa occidental formó parte de la expansión y dominación capitalista y que la burguesía adquirió una forma nacional para dar históricamente a sus intereses una forma general de Estado necesariamente como una realidad burguesa.

El análisis del proceso de descolonización en América Latina se enfoca en la falta de una burguesía “nacional” identificada en la fuerza social que tenía que afirmarse como clase integradora de elementos comunes (idioma, religión y tradición). El problema “consiste en el saber si el hecho político de la independencia y la existencia del capitalismo en Latinoamérica se realizó a través de nuevas formas políticas cuyos contenidos de clase no siempre correspondieron a los proyectos nacionales” (Torres Rivas, 1981).

Al fragmentarse el poder colonial, se permitió la organización del Estado nacional con una débil realidad económico social. Según Torres Rivas, las revoluciones por la independencia fueron contradictoriamente la crisis del imperio y la defensa de los privilegios: el fenómeno nacional fue desempeñado por la oligarquía (protoburguesa) que pensó la independencia como posibilidad de dominio exclusivo y la legislación colonial no favoreció la formación de una integración nacional dividiendo la población en grupos definidos por color y clase. El tentativo de centralización de la administración encontró un obstáculo en la extensión del territorio superior a la capacidad de poder del Estado, de esta manera la identidad nacional se quedó en función directa de los intereses materiales locales: comercio, tierra y influencia política. Los problemas en la construcción de un Estado nacional burgués se reflectaron en la reforma agraria no resuelta, la escasa integración geográfica y social, la adopción de una cultura por imitación y sobretodo en la penetración del capital extranjero en el corazón del sistema económico. Este es el punto central en la análisis del autor: “La realización nacional de la sociedad, sometida al dominio del capital imperialista, no contó con posibilidad para el pleno desarrollo de una burguesía nacional”. El “déficit histórico” de las naciones latinoamericanas fue la no existencia de un proyecto nacional debido a la falta de autonomía política e integración popular, porque eso es lo que ocasionó el control y la penetración del capital imperialista en estos países y, en el marco de la economía global, condenó la sociedad latinoamericana como una sociedad dependiente.

De mismas conclusiones, pero con otra perspectiva, es el ensayo de Zarmeño: Las fractura del Estado en América Latina. “¿Porqué en las sociedades que han desarrollado tardíamente el capitalismo (países de América Latina) no encontramos una correspondencia entre lo económico y lo sociológico? “ (Zarmeño, 1981). El autor plantea la conexión entre capitalismo tardío y “débil herencia democrático burguesa”. El caso mexicano se presenta como una serie de etapas donde la sociedad civil está constantemente amenazada por el poder y en situación de defensa: en el periodo de la independencia, la Sociedad civil es amenazada por un Estado despótico con herencia guerrera, in una situación geografía heterogénea, además la clase dominante se encuentra parcelizadas y debilitada por las compañías extranjeras; con la constitución del 1917, la Reforma agraria desmantela la oligarquía terrateniente; y durante la Revolución el surgimiento de los militares destruye el inicio de sociedad civil creada en el Porfiriado; en final durante el Cardenismo, el Poder estatal hizo tabula rasa de las organizaciones sociales (oligarquía o burguesía) en nombre de “una lucha democrática nacional-popular” (Zarmeño, 1981). Desde el punto de vista social, la explosión demográfica, acompañada de un acelerado desarrollo industrial y de un sector consumista que no logró ampliarse, llevó a una realidad desarticulada en las sociedades que dejaron de ser agrarias sin poder ser urbanas y modernas. Concluye el autor que en las sociedad tardío-desarticuladas por falta de un agente nacional en la sociedad civil (la burguesía), la voluntad estatal es la única capaz para imprimir coherencia a impulsos socio políticos contradictorios, crear un orden y un consenso. Es decir, en un discurso relacionado con la globalización, que en el capitalismo tardío, la esfera estatal es (o tiene que ser) la única capaz de afrontar la difracción economía-sociedades de la división internacional de la producción y administrar la desarticulación a través de la gestión mercado y producción.

El texto termina con un ensayo del mismo compilador, que en el epilogo ofrece una esquematización cronológica de los estudios y las líneas de investigación sobre el Estado en América Latina hasta los años ochenta.

En los años sesenta había una fuerte identificación del Estado con el sistema político, y en posición del eje central de la participación democrática.

En los años setenta, el pensamiento de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y Caribe) responsabiliza al Estado como agente del desarrollo económico. La critica a las estructura internacionales de dependencia, privilegia el análisis del “intervencionismo estatal”, este se transforma en actor de la estructura de clase llamado a remplazar el papel de la burguesía nacional.

Ya a la mitad del los setenta, la aparición de las dictaduras y de los regimenes militares, refuerza la interpretación del Estado como dominación de clase, involucrado en los cambios en las relaciones internacionales.

Lechner propone también una reseña de las estrategias políticas adoptadas en tiempos y lugares distintos en todo el continente, que propongo sintetizadas:

El Populismo surge del “Estado de compromiso” entre los grupos sociales, sus participación política y economía capitalista. La “masas populares” se reconocen en el caudillo más que en el Estado, y en el tienen sus expectativas sociales. La constitución de la “masa” como sujeto social queda trunca porqué su autonomía es delimitada por el compromiso con el poder mismo.

El Desarrollismo es una estrategia ofensiva de modernización y de progreso basada en el desarrollo económico y la democracia política. La democratización aparece como estrategia para el capitalismo como integración nacional (ciudadanía) y integración social (consumo). E esta óptica, la reforma de la sociedad se apoya en la reforma del Estado como árbitro de la competencia política y de los conflictos sociales.

Las estrategias revolucionarias proponen una resolución de las contradicciones del Estado a través de una revolución social y el poder popular. En esta estrategia se distinguen el modelo cubano de soberanía popular e independencia nacional y la vía chilena al socialismo con los gobiernos de unidad popular y su vinculación entre tradición liberal-democrática y leninista.

La estrategia autoritaria que se impuso en los países del Cono Sur (Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay, Brasil) se insertó en el nuevo orden internacional y fue favorecida por esto. Se implementa en un sistema económico de crecimiento por explotación, apoyado en una asociación entre capital nacional y transnacional.

Las distintas tesis referidas en las obras precedentes, se encuentran expuestas en el texto de Teresa Castro y Lucio Oliver. Poder y política en América Latina, con una mirada contemporánea y multidisciplinaría su las cuestiones del Estado y de la Sociedad civil.

En el primero ensayo (Revisitando el Estado, Castro y Oliver, 2005) se analiza la critica neoliberal al Estado nacional desarrollista en Latinoamérica entre el 1920 y el 1970. Según los neoliberales - representados por el Fundo Monetario, el Banco mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo – el Estado se convierte en un obstáculo para el crecimiento económico cuando impide la competitividad mundial, la liberalización y la privatización. De hecho, las políticas inhibidoras de la libre impresa y su funciones regulatorias, intervencionista y proteccionista llevan a una hipertrofia del Estado, con el resultado de un creciente paternalismo y clientelismo. La tesis neoliberistas insiste en su critica sobre el Estado desarrollista culpable de un gasto publico discrecional y populista, apoyo industrial ineficiente, de la dependencia de una deuda externa, del aplicación proteccionismo industrial y comercial, del mantenimiento de redes de clientelismo, burocracia y corrupción contraria a la democracia liberal. A este panorama catastrófico, los neoliberales oponen un nuevo papel del Estado con función de seguridad al capital privado y programas compensatorios de políticas sociales.

En el ensayo, los autores ofrecen también un análisis más amplío de la formación del capitalismo dependiente de América Latina definiendo algunas etapas que en parte coinciden con las de Torres Rivas.

En el siglo XX, la formación de los Estados nacionales está en manos de las oligarquías y la economía tiene un carácter neocolonial basado en las exportaciones de materias primas y productos agrícolas. La inserción de América Latina al mercado mundial capitalista crea una aceleración en las relaciones de producción y una desorganización de las corrientes comerciales tradicionales que debilitan el sistema exportador, emerge el sector industrial que transforma los equilibrios sociales llamando a la ciudad masas de campesinos que ofrecen trabajo no calificado y generando un fenómeno de desarticulación de la sociedad ya citado por Zarmeño; estos factores y las contingente crisis de la dominación oligárquica brindaron una oportunidad histórica para el desarrollo del capital nacional que sin embargo no encontró una clase capitalista madura (burguesía) con un proyecto nacional modernizante.

En los años ‘35/’38 -que en México corresponden al periodo de gobierno de Lázaro Cárdenas- alguno países de industrialización más avanzada aplican proyectos de capitalismo nacional signados por un proceso de sustitución de las exportaciones (ISI), mientras que otras áreas de América Latina (Perú, Guatemala, El Salvador) los movimientos populares fueron derrotados y siguió el Estado oligárquico y anti-industrializador.

En final de los años ‘30, en algunos países el Estado es ya bastante fuerte para impulsar programas de progreso social y desarrollo basados en el capitalismo nacional, la industrialización y la urbanización y en general en la modernización de las estructuras.

El Estado nacional desarrollista se presentó en forma populista y actuó a través de la incorporación vertical y autoritaria de las masas a la política. En parte funcionó como sistema de transición por integrar las clases populares al Estado, ya minado por la crisis estructural del capitalismo de los años 20 y de la oligarquía exportadora comprometida con el capital extranjero.

En los años ochenta hubo una acentuación en los ingresos de “capitales imperialistas” en actividades estratégicas para la sobrevivencia del Estado. A través de las organizaciones financieras transnacionales y con la complicidad de la grande burguesía o oligarquía latinoamericana la globalización neoliberal Estadounidense se preparaba a conquistar la hegemonía en el continente, mientras el poder público acentuaba su carácter excluyente y represor con respecto a los sectores nacientes modernos (Castro y Oliver, 2005).

El tema de la hegemonía estadounidense es retomado en el ensayo: Las transformaciones del Estado, su impacto en la Sociedad civil y el problema de la mediación (Castro, 2005). Con una atención particular por los avenimientos contemporáneos, la autora indica el peligro constante de golpe de estado y procesos de destabilización orquestados por Estados Unidos en la región y un regreso a soluciones militaristas. Además, se denuncia una tendencia a resolver los conflicto por la vía parainstitucional sobrepasando los niveles políticos y la relación entre Estado y Sociedad. Según el informe de la CEPAL (XI cumbre 2001), el continente latinoamericano es considerado por su distribución de ingreso, como la zona más injusta del planeta con una taza de pobreza del 44%. En el contexto de la transición democrática y modelo neoliberal: “se insiste en el excluir el aspecto social de la discusión [...] a pesar que los niveles de pobreza atroz, marginalidad y de exclusión tan graves, influyen necesariamente en la calidad del voto, cuanto esto se ejerce”, en otras palabras ¿ Se dan la condiciones para la discusión y las expresiones de opinión en sociedades que en su mayoría están sumidas en situaciones de extrema pobreza? Concluye la autora : “ La democracia implica consenso y expectativas que el neoliberismo no ha logrado colmar”. En esta que parece una critica radical del sistema, se hace espacio la conciencia realista que advierte: “hay que aceptar, a pesar de las criticas que se puedan hacer a la democracia formal que brinda recursos institucionales para la mejor expresión y defensa de los distintos intereses y para la resolución de los conflictos y antagonismos sin salidas militares o autoritarias”.

La crisis actual del modelo de Estado conlleva una perdida de su legitimidad: las privatizaciones dejan la sensación de un “Estado desertor” que va abandonando sus responsabilidades sociales. El Estado es “deglutido” por el mercado, imagen que bien exprime la idea de colonización de la política por parte de mecanismos económicos que por sus naturalezas no son democráticos.

En este contexto es apropiada la notación de O’Donnell: “Cuando el Estado se privatiza se convierte en un agente de baja autonomía respectos de ciertos intereses [...] en Estado privatizado no puede más que instrumentar políticas paternalistas y verticalistas” (O’Donnell, 1998).

Uno de los resultados de la hegemonía de EE. UU. es la dolarización otorgada (o impuesta) a los pequeños países de Centro América en cambio de la apertura de los mercados y de bases militares. En un discurso general, las sociedades latinoamericanas han sido sometidas a un proceso de transformaciones culturales que se ha traducido en la imposición de un modelo concentrador, excluyente y fragmentador. La victoria ideológica del proyecto neoliberal tuvo como consecuencia la “satanización” del Estado social y la mercantilización de los derechos de los trabajadores.

Para serrar el cuadro ideológico, en los estrategas neoliberales empieza a prevaler la idea que el peor riesgo para la democracia es su ampliación, es decir, un exceso de demandas significaría en déficit en la gobernabilidad, por lo que la conducción debe estar en manos de los grupos entrenados en el poder – siempre más tecnócratas y menos democráticos.

Bagú afirma algunos principios generales de las ciencias sociales que a pesar de la primera publicación del libro (1975) todavía son bien validos. En particular su idea de realidad social descripta como individuos y fenómenos que pertenecen a conjuntos ligados en cadenas de casualidad bajo la influencia de agentes endógenos y exógenos. En el ejemplo, el autor propone un campo de interpretación de las relaciones entre Estados nacionales bastante frecuente:

Un Estado latinoamericano toma una decisión de política económica nacional -la privatización de un sector industrial o productivo, ...-. Por vía diplomática o coercitiva, Estados Unidos ejerce presiones sobre el Estado latinoamericano que por esto decide no actuar su decisión. ¿Qué es endógeno y exógeno? –pregunta Bagú - La decisión del Estado latinoamericano ha sido tomada dentro un conjunto (macroestructura nacional) y los factores dentro el son agentes endógenos. Pero ese Estado se mueve dentro un conjunto (zona de influencia estadounidense) cuyos factores son también endógenos. Entonces la presión de EE. UU. es un factor exógeno respecto al primer conjunto y endógeno respecto al segundo.

La cuestión puesta en termino de política internacional es: ¿Puede la potencia EE. UU. actuar como agente exógeno decisivo sobre un problema nacional de un país menor sin activar agentes endónenos de la mayor importancia? ¿Puedes EE. UU. determinar el curso en un pequeño país, o sólo le es posible conjugar su acción con la de factores internos, sin cuya presencia su intervención no tendría éxito? Concluye el autor: De lo malo que le ocurre a un país latinoamericano no toda la culpa la tiene EE. UU. : una parte la crea el propio país. (Bagú, 1975)

Voy concluyendo el ensayo con una nota sobre el texto: La disputa por la construcción democrática en  América Latina (Dagnino Evelina et. Al, 2006) que ya revisé en el comentario en situ y que he ampliamente utilizado en la realización del proyecto de mi investigación.

La novedosa visión de los autores propone una explicación de las interacciones entre Estado y Sociedad civil en un plan de heterogeneidad de actores que pueden actuar en distintas dimensiones, sobrepasando las categorías gnoseológicas. De hecho, el Estado no es un organismo coherente y impermeable y tampoco la Sociedad civil se mueve unidireccionalmente hacia el progreso y los derechos civiles. Estas fracturas permiten la comunicación vertical y horizontal de los diferentes sectores, y desde esta comunicación salen conflictos y se generan consensos que pasan de plano a través de la mediación política. La formula final a la base de la consolidación de la Democracia es: “fuerte correspondencia entre proyecto democrático en la Sociedad civil y proyecto político en la Sociedad política”. (Dagnino, 2006)